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El periplo de Franco en la Diputación

Los grupos políticos acuerdan por unanimidad retirar los honores al dictador que la institución provincial le concedió por primera vez en 1939 - El PP rechazó en 2008 poner fin a las distinciones

El periplo de Franco en la Diputación de Alicante

«Españoles, Franco ha muerto». Aquella famosa frase pronunciada el 20 de noviembre de 1975 por Carlos Arias Navarro podría haber puesto fin al periplo del dictador Francisco Franco en la Diputación de Alicante si se entiende que los títulos honoríficos son vitalicios y se extinguen con el fallecimiento de la persona. Pero la Ley de la Memoria Histórica ha promovido e impulsado medidas para acabar con los homenajes y honores que otrora se hicieron a personajes y símbolos antidemocráticos, una labor que para algunos ha sido prioritaria pero para otros absolutamente prescindible.

Mientras el tripartito que gobierna la ciudad de Alicante, al igual que otros gobiernos municipales, plantea cambiar los nombres de 46 calles y otros espacios públicos con connotaciones fascistas, la Diputación todavía no se había reafirmado en la condena explícita a las distinciones otorgadas al dictador, concedidas en dos ocasiones al caudillo por la institución provincial: una en el año 1939 y otra en 1944. En ambas se rindieron honores a Franco nombrándolo «hijo adoptivo y predilecto de la provincia de Alicante».

El pasado miércoles, el pleno ordinario de la Diputación de Alicante del mes de diciembre aprobó por unanimidad una moción del grupo Compromís para condenar y retirar las distinciones otorgadas por la Diputación de Alicante al dictador Francisco Franco, así como a su mujer y a diversos cargos del régimen, una propuesta que prosperó con el respaldo de todos los grupos políticos de la corporación. El portavoz del grupo, Gerard Fullana, basó su propuesta en que la institución nunca condenó de forma expresa «al responsable del asesinato de miles de ciudadanos de las comarcas de Alicante por motivos ideológicos». El portavoz de la formación de izquierdas tildó de «vergonzoso» el reconocimiento vitalicio a Franco «que nunca se retiró a partir de una firme decisión política de las fuerzas democráticas de la Diputación».

Cuando en julio de 2008, única vez que se intentó tras la aprobación de la Ley de Memoria Histórica, el PSPV llevó al pleno la retirada de los honores al caudillo, el PP rechazó hacerlo justificando que Franco ya estaba muerto y enterrado. «Pónganse al día, trabajen por los problemas reales de la gente y déjense de historias de caballería», dijo en su día la diputada del PP Mercedes Alonso, aún representante en la Diputación por el PP. En aquel pleno del 3 de julio de 2008, con Roque Moreno como cabecilla del grupo socialista, el PP y su entonces holgada mayoría -ahora gobierna en minoría en la Diputación buscando la mayoría en el respaldo del tránsfuga Fernando Sepulcre- impidieron retirar los honores a Franco al final de un acalorado debate cargado de acusaciones cruzadas.

Desde el miércoles y tras un denso pleno ordinario con 28 puntos en el orden del día más mociones, ruegos y preguntas, la Diputación ya ha renegado de Franco. Todos los grupos apoyaron la revocación y condena expresa a las condecoraciones al dictador, sumándose así a lo realizado por otras instituciones y adaptándose de paso a lo que determina la normativa de la Memoria Histórica. Con el gobierno del expresidente José Joaquín Ripoll -donde había algunos diputados del PP que aún siguen en la corporación provincial- no fue posible. Bajo el mandato del popular César Sánchez puede decirse que en la Diputación de Alicante, ahora sí, Franco ha muerto.

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