Marcha atrás en toda regla. Entre los múltiples focos de conflicto que han vivido durante los últimos meses la Generalitat -pilotada por el PSPV y Compromís- y la Diputación de Alicante -comandada por el popular César Sánchez-, los que más tensiones han generado han sido los decretos de coordinación en materia turística y deportivadecretos materia turística y deportiva. O, lo que es lo mismo, la incautación de parte de fondos de la Diputación para impulsar desde Valencia políticas en ambas áreas. Cuando el Ejecutivo valenciano aprobó esos decretos, la institución provincial alzó la voz, acusó al Consell de querer gobernar con su dinero e incluso presentó un recurso en el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Comunidad Valenciana con el fin de frenarlos.

Esa postura, sin embargo, es diametralmente opuesta a la que defendía el propio PP en la Diputación escasos años atrás. En marzo de 2012, cuando la crisis económica golpeaba con total crudeza a las administraciones públicas y a las familias de la provincia, el entonces gobierno de Luisa Pastor no vio con malos ojos perder sus competencias en Turismo. Es más, incluso valoró la posibilidad de suprimir el Patronato Provincial de Turismo -el organismo dependiente de la Diputación que se encarga de la promoción turística alicantina-. Así consta en un prolijo informe elaborado por la corporación provincial en 2012 y al que este diario ha tenido acceso ahora. «En la actualidad se plantea que esta competencia que se considera de carácter impropio sea una de las que deje de realizar», reza el escrito.

Ese texto, titulado «Documento de trabajo sobre posibles colisiones y solapamientos competenciales entre la Generalitat y la Diputación de Alicante», se presentó el 27 de marzo de 2012 en una reunión de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP). En pleno debate -promovido desde el Gobierno central- sobre la necesidad de que las administraciones públicas dejaran de ejercer competencias impropias, la institución provincial explicitó negro sobre blanco cuáles eran las suyas. Y se detuvo especialmente en el ámbito turístico. «Hasta la fecha cinco Diputaciones han suprimido sus respectivos Patronatos de Turismo iniciando de este modo un programa de recorte de gastos», reflejó en el informe. Y detalló: «Las referidas administraciones son las que a continuación se detallan: Diputación de Ávila, Diputación de Burgos, Diputación de Ourense, Diputación de Soria y Consejo Insular de Mallorca».

Antes de plasmar sus intenciones, la institución provincial recordó que el Estatuto de Autonomía confiere a la Generalitat la «competencia exclusiva» en materia de turismo. La corporación citó además los distintos entes autonómicos que se han encargado de la promoción turística en la Comunidad desde la década de los 80 y explicitó también las funciones que desempeña el Patronato Provincial de Turismo. Son un total de 14.

En el último apartado del informe, la Diputación insistió en esa idea de eliminar el Patronato y traspasar esas competencias al Consell. «Dada la finalidad y funciones del creado por la Diputación de Alicante Patronato Provincial de Turismo de la Costa Blanca, ponderando su coste anual y valorando las competencias que en esta materia le corresponden y ejerce la Generalitat, se podría suprimir el Patronato como de hecho así lo han hecho otras Diputaciones», zanja el texto elaborado en Alicante.

Esa decisión, sin embargo, nunca llegó a ejecutarse. La institución provincial mantuvo con vida el Patronato, incorporó al alicantino José Francisco Mancebo como director general y continuó promocionando la provincia a nivel local, provincial, autonómico, nacional e internacional.

Tras los comicios de 2015, cuando César Sánchez asumió el mando en la avenida de la Estación, ni tan siquiera se valoró la posibilidad de perder el Patronato de Turismo. Las circunstancias habían cambiado. En Valencia ya no gobernaba el PP -socialistas y Compromís le arrebataron la Generalitat 20 años después- y los populares se dejaron por el camino un ingente número de Alcaldías: Valencia, Alicante, Elche, Torrevieja, Elda... La Diputación de Alicante se convirtió entonces en el gran bastión del PP y en el ariete desde el que atacar al Consell. El autoproclamado «gobierno provincial» no podía permitirse el lujo de perder competencias, ya fueran propias o impropias. La batalla sigue.