Adrián Ballester, concejal de Redován y coordinador del PP en la Vega Baja, tiene una doble conexión que le coloca en una posición estratégica de cara al futuro. Es una de las cabezas visibles del influyente «sector cristiano» del partido y a su vez es uno de los mejor situados dentro del grupo de dirigentes jóvenes con mayor influencia de los populares como Rafa Candela, vicesecretario de Organización en la ejecutiva de José Císcar; o Luisma Pizana, edil en Torrevieja y presidente provincial de Nuevas Generaciones. Uno de los principales ideólogos de la estrategia de referirse a la Diputación como «Gobierno provincial» para hacer frente al Consell de izquierdas, está enfrentado abiertamente a Carlos Castillo. No comulga, especialmente, con sus formas, un desencuentro que crecerá con el tiempo: ambos compiten por jugar papeles de peso en el futuro del PP. Fan de las nuevas tecnologías, de las políticas de transparencia y runner -ha completado maratones-, Ballester traslada un perfil técnico que, en realidad, es muy político.
