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El PSPV quiere alquilar su sede de Valencia para aliviar su deuda de 9 millones

Pretende un arrendamiento a largo plazo o la venta de una parte para acometer inversiones políticas

El PSPV es un partido hipotecado de por vida cuyo mejor activo económico es una sede en un edificio de nueva planta en el centro histórico de Valencia, con vistas al Jardín del Turia y junto a las torres de Serranos. No obstante, pese a la delicada situación económica que reconocen los dirigentes del partido, la venta del edificio de la calle de Blanqueries, una opción muchas veces comentada en voz baja, es una línea que nadie ha querido atravesar.

«No pasaré a la historia como el que vendió la sede». Quienes están en el entorno del vicesecretario de organización del PSPV, Alfred Boix, han escuchado la frase en alguna ocasión. Venta no será. Al menos del edificio completo. Esa es la voluntad a fecha de hoy, pero «hay que hacer alguna cosa», admitían ayer fuentes de la cúpula socialista a este periódico, después de que Valencia Plaza informara de que el PSPV se plantea vender la sede ante la deuda arrastrada.

La posibilidad más seria que está sobre la mesa es un alquiler a largo plazo, para treinta o cuarenta años, un margen que permita rentabilizar la inversión a la empresa que pueda ocupar el inmueble. La venta de una parte del edificio es otra opción que no se descarta en la dirección. Casi sin mover la operación ya han llegado a los despachos de Blanqueries un par de ofertas.

El PSPV acumula una deuda de 9,5 millones de euros, fruto fundamentalmente de las inversiones realizadas por el equipo del anterior secretario general, Jorge Alarte, como los actuales responsables (desde 2011) han señalado en diversas ocasiones. Esta «losa» financiera, en palabras de la dirección socialista, se traduce en que permanezcan aún vivas facturas de la campaña electoral de 2011. La consecuencia de esta situación en los últimos años han sido expedientes de regulación de empleo de la plantilla, rehipotecas del edificio, quitas y refinanciación de la deuda.

Con todo, no se había planteado hacer uso del comodín de la sede hasta ahora. ¿Por qué en este momento? Según las fuentes consultadas de la dirección del PSPV, se ha equilibrado la balanza de ingresos y gastos, la salud financiera del partido no ha empeorado, «pero llega un momento en que el lastre se hace insoportable».

En especial, cuando se quieren llevar adelante iniciativas políticas, como la convención anunciada por Ximo Puig para final de enero de 2017, y se observa que las arcas solo dan para el pago de la deuda heredada.

Ante este panorama, vender Blanqueries se considera como desprenderse de un símbolo. Por eso no es la opción deseada, aunque parece llegado el momento de adoptar alguna decisión sobre un edificio costoso e infrautilizado.

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