Un «no» alto y claro a Mariano RajoyMariano Rajoy. Ximo Puig, uno de los 17 miembros de la ejecutiva federal que dimitió esta pasada semana y propició la caída de Pedro Sánchez, quiso disipar ayer cualquier atisbo de duda entre la militancia y reiteró que se opondrá a una abstención socialistaabstención socialista para facilitar la investidura de Rajoy: «Creo que el PP no ha hecho nada para obtener la confianza del PSOE. No podemos ni conformar un gobierno de coalición, ni ayudar a su instauración en el poder». Así se postuló ayer en Valencia el presidente de la Generalitat y líder del PSPV, solo escasas horas después de que concluyera el sainete del sábado en la calle Ferraz.

Paradójicamente, Puig se posiciona así de la misma forma que el recién dimitido Pedro Sánchez, al que los críticos han abocado a renunciar al liderazgo federal del partido precisamente por su enroque con el «no, no y no» a Rajoy.

El secretario general del PSPV no fue el único alto dirigente socialista que se opuso ayer a una abstención en el Congreso. Le secundaron la primera aspirante a secretaria del PSC, Núria Parlon; el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar; el presidente del PSC, Àngel Ros... Hubo multitud de reacciones reiterando que la postura oficial -la que avaló en su día el comité federal- es el «no».

Si se consumara esa opción, la posibilidad de unas terceras elecciones cobraría fuerza, a expensas de un hipotético acuerdo del PP con las fuerzas nacionalistas. Puig, por cierto, también subrayó que él no es partidario de que se celebren otros comicios generales más -serían los terceros en un año-, aunque no los descartó. «Los ciudadanos no se han equivocado, sino que son los partidos los que no saben gestionar la diversidad. Dos veces son suficientes, y si no probablemente todos los partidos tendríamos que pensar si deberíamos cambiar de candidatos», dijo.

Al margen de la decisión que se adopte para formar o no gobierno, el secretario general de los socialistas valencianos también habló largo y tendido de la crisis interna del PSOE. «Se necesitaba un big bang, un punto de inflexión», espetó. «Creo que se cerró de la mejor manera posible (el comité federal del sábado). Finalmente hubo acuerdo unánime respecto a la conformación de una gestora y a partir de ahí hay que superar enconamientos y conflictos y tener una percepción muchísimo más generosa y humilde», apostilló.

Conflicto en el Consell

En ese convulso cónclave también se evidenció otra fractura más allá de la de la ejecutiva y los críticos. Quedó patente que el PSPV está partido en dos. Nueve dirigentes de la federación valenciana votaron a favor del congreso extraordinario que defendía Pedro Sánchez, entre ellos la consellera de Sanidad, Carmen Montón; y ocho lo hicieron en contra, con Ximo Puig a la cabeza. Conflicto a la vista en el Ejecutivo valenciano.

Ayer, no obstante, el presidente de la Generalitat quiso minimizar el impacto de esas fricciones internas. A pesar de que la semana pasada habló de una «ruptura emocional» con Montón, ayer optó por matizar su discurso. Afirmó que el sábado «hubo un ámbito de alta confortabilidad» entre todos los dirigentes valencianos que forman parte del comité federal del PSOE, señaló que habló «con todos con normalidad», quiso ensalzar que no tiene «barreras de incomunicación» con sus compañeros de la federación valenciana... pero a la vez admitió que vivió «con cierta tristeza» el doble sentir de los dirigentes de la Comunidad.