La grave crisis interna de los socialistas tendrá consecuencias. Y muy graves. Pase lo que pase, apuntaron muchos militantes y dirigentes consultados, será muy difícil recuperar relaciones en un escenario de máxima desconfianza. La jornada de ayer evidenció esa brecha. Escenificó, de alguna manera, la distancia entre el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y Joan Lerma, su padre político, exjefe del Consell y ahora en el Senado. Y las diferencias entre el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, y el exsenador, Ángel Franco, que tras su regreso a la militancia activa, tenía también derecho a participar en la reunión del comité federal del próximo sábado, confirmó a este periódico el secretario de Organización del PSPV, Alfred Boix.

En unas declaraciones en el Senado, el expresidente de la Generalitat, Joan Lerma, se puso del lado de Pedor Sánchez al apoyar el congreso como «fórmula para dirimir las hipotéticas discrepancias». «Creo que el secretario general ha dicho que piensa que es necesaria una sola voz y yo pienso lo mismo», apostilló. Añadió que el PP no ha dado razones para que el PSOE lo apoye y vio factible intentar una alternativa. De hecho, como apuntaron diversas fuentes, en los últimos días, Lerma se ha mostrado favorable, en varias conversaciones públicas en Madrid, con una operación que condujera a los socialistas a liderar un gobierno alternativo a Rajoy con el respaldo de Podemos, Compromís, la antigua Convergència, el PNV y la abstención de Esquerra Republicana. Para Lerma esa sería la única fórmula de intentar negociar una salida al conflicto soberanista que se vive en Cataluña.

«Vamos a ver si hay discrepancias. Si no las hubiera no sería necesario avanzar el congreso, pero vamos a verlo», declaró Lerma a Europa Press contra el criterio de Ximo Puig. Lerma insistió en que es necesario que se «unifiquen las respuestas» y señaló que si Sánchez cree que era necesario «plantear la cuestión a ver quién es el que realmente es el responsable de la organización, pues tiene derecho a plantearlo». Aunque hace tiempo que el contacto entre Joan Lerma y Ximo Puig no es tan estrecho como antaño, lo cierto es que esta situación certifica el punto hasta el que se han enconado las relaciones dentro de las filas socialistas a la vista de la crisis interna abierta que se vive en la organización.

A la distancia entre Lerma y Puig hay que sumar las diferencias entre el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, y el exsenador Ángel Franco, cuyo respaldo fue fundamental para que Echávarri fuera el candidato socialista en la capital. El primer edil se ha posicionado claramente con Pedro Sánchez, con el que trabó amistad durante la etapa que ambos compartieron en el Congreso de los Diputados. Lo hizo el martes en unas declaraciones públicas y ayer a través de un mensaje en su perfil de la red social Twitter. «Si el pecado de @sanchezcastejon ha sido decir no al PP y dejar que las bases decidan, sólo se puede estar con Pedro, y yo lo estoy», subraya en ese tuit.

Aunque en la lista oficial del PSPV con los miembros de este órgano no figuraba su nombre, Ángel Franco también tenía derecho a voto en el comité federal del próximo sábado, como confirmó Alfred Boix. «Cuando salió el tema de las grabaciones de Brugal, Ángel dio un paso atrás sin estar imputado. Se apartó voluntariamente. Y ahora retorna con los mismos derechos», explicó el secretario de Organización del PSPV. Entre ellos figura formar parte del comité federal, puesto para el que fue escogido en el último congreso de los socialistas valencianos. Ángel Franco reapareció a finales de julio en una asamblea socialista de Alicante. «La pregunta que hay que hacerse es: ¿Alguna vez se le llegó a tramitar esa baja voluntaria?», lanzó un dirigente socialista de Alicante sobre ese regreso.

Aunque Franco no atendió ninguna de las llamadas que le realizó este periódico, lo cierto es que su posición para el comité federal del próximo sábado, de acuerdo con todas las fuentes consultadas, iba a ser la de situarse junto al secretario general del PSPV, Ximo Puig, y por extensión contra la figura de Pedro Sánchez. Un planteamiento completamente contrario al de Gabriel Echávarri. Discrepancias y diferencias muy sonadas. Demasiado.