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«Los que antes colocaban a Rita Barberá en los altares ahora niegan haberla conocido»

Amigo de Barberá, seguirá hablando con ella, no como otros que ahora reniegan de ella

«Los que antes colocaban a Rita Barberá en los altares ahora niegan haberla conocido»

Los dorados de la decoración, los tapices del Patrimonio Nacional y el sonido de los relojes de mesa recuerdan que estamos en el ambiente versallesco del palacio de Viana de Madrid, una de las sedes del Ministerio de Asuntos Exteriores. Sentado en un sofá de su despacho, su titular, un madrileño formado en el País Vasco y con el corazón en Xàbia, donde espera retirarse a no mucho tardar, habla sobre su amiga Rita Barberá, la por ahora imposible formación de gobierno, los problemas de la Comunidad o Donald Trump.

¿Rita Barberá se ha quedado a medias en su decisión?

No, ha tomado su decisión. El escaño pertenece constitucionalmente al titular, no al partido, y ella ha decidido conservarlo y solicitar la baja en el PP. Desde ese momento, el PP está exonerado de cualquier responsabilidad, puesto que no puede despojarla de un escaño que sólo a ella pertenece. Siento enormemente la situación de Rita Barberá, es amiga mía y ha sido una gran alcaldesa de Valencia. Creo además que hay que dimensionar los hechos: se está investigando una aportación de 1.000 euros a una campaña y será la justicia la que determine si la donación fue complementada por una devolución en metálico, que es lo único que sería delictivo. Mientras tanto debemos preservar la presunción de la inocencia. Sí me sorprende que estemos dando tantas vueltas a 1.000 euros cuando en el fraude de los ERE de Andalucía se está hablando de 741 millones.

¿Hace mucho que no habla con ella?

No. He hablado con ella y lo seguiré haciendo. Es triste comprobar que muchos de los que antes la colocaban en los altares, ahora niegan haberla conocido nunca.

¿Está entera?

No. Considera que está siendo objeto de una injusticia importante. Solicitar la baja del partido de toda su vida es una decisión muy dolorosa y está pasando por una situación muy delicada.

¿El partido ha sido justo con ella?

El partido le ha expuesto que estábamos en una situación enormemente complicada, que había un acuerdo con otra fuerza política según el cual la dimisión se adelantaba al periodo de investigación y ella no ha querido perjudicar al partido.

Ciudadanos se apunta el tanto. ¿Sin el acuerdo con Rivera, Barberá seguiría en el PP?

Bastante tengo con analizar una situación real para aventurarme en situaciones hipotéticas. La situación es la que es.

El PPCV se ha manifestado a favor de que Barberá debería haber ido un paso más allá. ¿Cómo se lleva con la dirección actual, que intenta marcar distancias con el pasado?

He estado muy alejado de las decisiones orgánicas del partido. Mi trabajo en la Comunidad Valenciana es hacer lo que pueda por la provincia de Alicante, a la que represento en el Congreso de los Diputados.

Hablemos del panorama español. ¿Está resignado a unas terceras elecciones? ¿Hay escapatoria?

Siempre la hay. Ya ha sido bastante esperpéntico ir a segundas elecciones, unas terceras me parece disparatado. Nos encontramos en una situación perfectamente normal en Europa, donde contar con un parlamento fragmentado en el que la única forma de hacer un gobierno sea el concurso de varias fuerzas que coincidan en lo fundamental es lo normal. He estado 17 años en la UE y sé, por experiencia propia, que las cosas salen cuando socialistas y populares se ponen de acuerdo. En 24 de los 28 países de la UE se gobierna en coalición. No acierto a comprender por qué nosotros no somos capaces de hacer lo mismo.

Usted dirá dónde está la solución.

Lo que tenemos que hacer es actuar con sentido común. Lo importante no es sumar escaños heterogéneos para llegar a la cifra mágica que dé la investidura. Lo importante es poner de acuerdo a los partidos que coincidimos en la idea de España y la de Europa, el modelo económico y el papel de España en el mundo. Esos partidos son PP, C's y PSOE. Lo razonable hubiese sido y sigue siendo sentarse en una mesa y ver si coincidimos en el diagnóstico y, lo que es más importante, en las reformas que debemos adoptar para enfrentarnos a los desafíos que vamos a tener.

¿Cuáles cree que son?

Vamos a enfrentarnos a un terrorismo internacional cada vez más agresivo, a unas presiones migratorias cada día más fuertes, a una desaceleración económica que aunque nos coge con unos fundamentos más sólidos que hace cuatro años, todavía somos vulnerables. Además, nos encontramos con la necesidad de refundar la UE después del Brexit, y nos encontramos con el desafío de los separatistas catalanes, que siguen avanzando a toda máquina. Sin olvidarnos de lo que debe ser nuestro principal desafío, que es compensar a quienes más han sufrido a lo largo de esta crisis.

Ante ese panorama, qué propone?

Hacer un gran pacto de gobierno o de legislatura que nos permitiese resolver esos desafíos, hacer reformas y garantizar otros 40 años como los tenidos. El secreto está en lo que hicimos en 1978. El gran pacto puede durar muchísimo tiempo y ahora los españoles nos han obligado con los votos a entendernos, como nos obligaron en 1978. Es una oportunidad histórica. En 1978 el consenso no fue hacernos cesiones unos a otros, sino hacer concesiones recíprocas. Lo decía Tierno Galván. Eso es lo que podríamos conseguir.

¿Piensa en una abstención del PSOE en una segunda investidura?

Con el reparto de escaños que hay, sería absolutamente partidario de un gobierno de coalición a tres (PSOE, PP y C's). Si no es posible, habría que ir a un gobierno de coalición PP-C's con apoyo del PSOE para las cuestiones fundamentales. Es la única forma razonable de que este país salga adelante. Y hay muchas cosas que hacer.

¿Para el pacto a tres que propone, el PP puede contemplar que sea sin Rajoy?

No. Los pactos tienen que hacerse con sentido común. El PP no va a aceptar nunca que nos impongan nuestro líder desde fuera, sobre todo cuando creemos que ha hecho una buena labor en unos tiempos muy difíciles y ha ganado dos elecciones. No encuentro el menor sentido para que esto se produzca. Sería un agravio para el PP y una estafa para los electores. Lo importante es si compartimos el diagnóstico y las medidas a adoptar. Es hora de hablar de política, no de políticos.

¿En qué medida el caso Soria o el de Barberá dificultan las opciones de acuerdo, ya que la corrupción siempre es un argumento en contra?

En el caso Soria no se puede hablar de corrupción ni de lejos y en el de Barberá hablamos de 1.000 euros y será un juez quien dicte si ha habido corrupción. Si cada uno de los españoles además de ser seleccionador de fútbol se constituye en Tribunal Supremo, vamos por un camino muy peligroso.

¿El PP ha hecho todo lo posible contra la corrupción?

No ha habido ningún gobierno que haya adoptado más medidas legislativas para acabar con la corrupción. Basta comprobar los boletines oficiales. Y las autoridades encargadas de combatirla nunca han actuado con más independencia y libertad. Además, he propuesto una comisión de expertos, españoles y extranjeros, que nos haga un libro blanco con medidas adicionales contra la corrupción. He propuesto que en cada partido haya un comité de sabios que pueda dilucidar cuando aflore un caso, antes que esperar un montón de años a que la Justicia decida. Serviría para atajar casos pronto y para que el que esté limpio de pecado no vea su imagen ensombrecida, porque hay que evitar las penas de telediario.

Hábleme del Consell. ¿Cuál es su grado de satisfacción con la gestión de Puig y Oltra?

No soy el más indicado para contestar a esta pregunta porque siempre he procurado que las relaciones entre el Gobierno de la nación y el Consell sean las mejores posibles. Sin embargo, creo que el Consell tiene una dificultad de origen y es que está compuesto por fuerzas muy heterogéneas. Las coaliciones funcionan en tanto en cuanto están compuestas por partidos que coincidan en lo fundamental y en esta nos encontramos que difieren en puntos centrales. Los resultados hasta este momento no parecen excesivamente brillantes.

La principal reivindicación del Consell es la financiación. ¿Por qué el Gobierno retrasa esta necesidad e incluso Rajoy en la investidura frustrada señaló que no contemplaba una solución urgente?

El origen está en el sistema que estableció el Gobierno socialista en los años de bonanza, en que hubiera sido muy fácil hacerlo. A partir de ahí, hacer una reforma de financiación en estos cuatro años, con una caída de la recaudación de 70.000 millones, era extraordinariamente difícil. Dicho eso, siempre hemos afirmado que había que hacer esa reforma, antes y después de la disolución de las Cortes, y yo no deduje del discurso de investidura que no fuese urgente. Probablemente es uno de los temas prioritarios y, de hecho, está en el pacto con C's. Mi opinión es que hay que hacerlo de forma inmediata, es una de las cosas que un nuevo gobierno ha de abordar en primer lugar. Ahora es un sistema absolutamente injusto y discriminatorio. Las dotaciones en servicios deben ser idénticas cualquiera que sea el lugar de residencia. Lo otro es romper un principio cardinal de la Constitución.

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