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Viejos problemas para la nueva política

Podemos y Ciudadanos son los dos partidos que más conflictos registran en el primer año de legislatura

Viejos problemas para la nueva política

El primer año de legislatura autonómica, que ha significado el bautismo de fuego para los representantes de la nueva política, no ha sido precisamente un camino de rosas. La crisis abierta en el seno de Podemos tras la súbita destitución de la secretaria de Organización y una de las caras más conocidas del movimiento 15-M en Valencia, Sandra Mínguez, es, de momento, el último episodio de crisis interna que afecta a formaciones políticas valencianas.

No es el único. Cuando se cumple un año de su presencia en las instituciones, las dos nuevas ofertas políticas que emergieron con fuerza en las elecciones autonómicas de mayo de 2015, Podemos y Ciudadanos, acumulan la mayor parte de los problemas internos conocidos en estos 12 de meses.

Los tres casos sonados de transfuguismo en instituciones valencianas en el último año han afectado precisamente a estos dos partidos. El primer incendio le estalló en la Comunidad Valenciana a la formación que lidera Pablo Iglesias a los seis meses de su llegada a las Cortes. La diputada electa por Alicante Covadonga Peremarch, sancionada por irregularidades en las primarias alicantinas, se negó a abandonar su acta en las Cortes como le exigía el secretario general, Antonio Montiel. Peremarch aguantó la presión. Su grupo la apartó, pero hoy ocupa un escaño como no adscrita y mantiene el sueldo de unos tres mil euros. Así lleva ya medio año.

La investigación interna de Podemos ratificó que manipuló el censo en unas primarias mientras desprestigiaba a sus rivales en el partido con comentarios desagradables en las redes sociales.

Meses después Podemos se topó con otro inconveniente. La concejala en Alicante Nerea Belmonte fue expulsada de Guanyar después de que se destapara que realizó adjudicaciones a unos amigos. Y, al igual que Peremarch, se negó a dimitir.

También en Alicante, Ciudadanos ha perdido ya al único diputado provincial con el que contaba desde las elecciones de 2015, Fernando Sepulcre. Con su «espantá» del partido en plena campaña electoral de las generales de junio antes de que se pasara con armas y bagajes en apoyo a los populares en la institución provincial, Sepulcre percibía unos 65.000 euros brutos anuales y podrá mantener la mayor parte. El diputado abandonó Ciudadanos a una semana de las elecciones, cuando más daño podía hacer.

En los dos partidos admiten que estas situaciones han sido dolorosas, pero tanto el secretario general de Podemos en la Comunidad, Antonio Montiel, como el portavoz autonómico de Ciudadanos, Fernando Giner, ponen el acento en la rapidez con la que actuaron ambas formaciones para sofocar los incendios internos. Ambos señalan que esa es la diferencia que aporta la nueva política.

Los problemas de convivencia, que son cíclicos en los partidos clásicos, tampoco han resultado ajenos a las nuevas formaciones en el primer año de presencia institucional en la Comunidad. Seis miembros del consejo ciudadano autonómico de Podemos abandonaron sus cargos una vez decayó el suflé asambleario de los inicios.

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