Ximo Puig recibió ayer dos mazazos desde Madrid. Esta vez, el culpable no fue el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. Tampoco el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Fue su propio partido. La cúpula del PSOE abortó de manera definitiva cualquier posibilidad de una lista conjunta en la Comunidad para el Senado con el resto de fuerzas de izquierdas. Consecuencia: los socialistas valencianos corren serio riesgo de quedarse sin senadores electos por primera vez en 40 años. Sólo resisitiría Joan Lerma, pero como senador territorial. Es decir, a propuesta de las Cortes.

Ferraz cumplió el guión previsto. La comisión federal de listas, reunida ayer con la ausencia de Puig, acordó la propuesta de candidaturas para el 26-J con los mismos aspirantes que el pasado 20-D en los puestos de salida. De esta forma, el PSOE enterró las negociaciones que han mentenido a lo largo de la semana los socialistas valencianos con el resto de fuerzas de izquierdas de la Comunidad para presentar una lista conjunta a la Cámara Alta.

Esa decisión tuvo consecuencias ayer mismo. Y también las tendrá hoy. El líder del PSPV declinó acudir a Madrid alegando problemas de agenda y hoy también plantará a Pedro Sánchez. El propio presidente de la Generalitat confirmó ayer su ausencia al comité federal de esta mañana. ¿Por qué? Por la Primavera Educativa, una iniciativa que se celebra estos días en Valencia y que contará con cerca de 1.500 actividades relacionadas con la educación. «Lo importante es sólo la educación y mi responsabilidad, sin duda, es ser presidente de la Generalitat y hacer lo que corresponde a mi obligación institucional», zanjó el jefe del Consell a preguntas de los periodistas.

El «no» rotundo que recibió ayer el PSPV desde Madrid afloró las tensiones internas del partido. El secretario de Organización de los socialistas valencianos, Alfred Boiz, incluso intentó en la reunión que la formación aceptara esa entente valenciana. Pero muy pronto se cercioró de que sus esfuerzos se quedarían en nada. «El PSOE ha tomado una decisión y es que vamos a presentar candidaturas del PSOE en toda España y no va a ir coalición con Podemos». Así de rotundo se mostró el portavoz socialista en el Senado, Óscar López.

Muy pronto tuvo réplica. Boix no escondió su malestar y recalcó que el veto de Ferraz ha sido «un error». Puig se postuló en idénticos términos. «Es un error, pero el pacto no acaba aquí, es sólo un tramo más», sentenció. Y añadió: «Cada uno tiene que asumir su responsabilidad y sus decisiones».

Pese a la negativa de su partido a la «entesa», el líder del PSPV volvió a insistir en la importancia de sellar un acuerdo con Podemos, Compromís y EU para concurrir juntos al Senado y acabar así con la hegemonía del PP en los últimos comicios generales que han venido celebrándose. Y es que Puig es consciente de que la suma de esos tres partidos de izquierdas para el 26-J dejará a su formación, casi con total probabilidad, sin senadores electos. Los puestos de Encarna Llinares por Alicante y de Josep Lluís Grau por Castellón quedan en el aire. Porque si se suman los votos que obtuvieron los representantes de Compromís-Podemos con los de EU el pasado 20-D, la coalición rebasaría en sufragios a los aspirantes socialistas. «Queremos visualizar la singularidad valenciana más allá de cualquier opción partidaria y ésta era una opción buena para la Comunidad y para los progresistas», concluyó el presidente de la Generalitat.