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Arranque electoral

El futuro de Gerardo Camps y los pactos de la izquierda

La continuidad del exconseller y las alianzas progresistas son los dos grandes interrogantes

Cuatro meses y medio después del 20 de diciembre, las elecciones generales se plantean con la fecha ya marcada del 26 de junio como una «segunda vuelta» que, al menos en el arranque de esta nueva cita con las urnas, presenta en la provincia de Alicante dos grandes interrogantes. El futuro de Gerardo Camps, exconseller de Hacienda de la Generalitat durante los años del caos en la gestión autonómica y ahora exiliado en un escaño en Madrid que vive pendiente de la evolución de la «Operación Taula». Y la resolución del juego de alianzas con las que la izquierda se está envalentonando para intentar disputarle al PP la hegemonía electoral como culminación del «sorpasso» con el que relegó a los socialistas a la tercera posición en diciembre tanto en Alicante como en la Comunidad.

No se trata de dos cuestiones de orden menor. Ni mucho menos. La decisión que se tome sobre la presencia de Gerardo Camps en las listas puede afectar al discurso del PP y, de paso, darle munición a la izquierda y a Ciudadanos, con un mensaje condicionado por el fracaso de las negociaciones para formar gobierno en Madrid. Y, por otra parte, ese acuerdo de toda la izquierda y el valencianismo político -Compromís, Podemos, EU y grupos ecologistas- al margen de los socialistas puede acabar abriendo la vía a un gran movimiento político de cara a las autonómicas de 2019. Así que se trata de dos cuestiones claves que, además, se tendrán que desvelar en un plazo breve, conforme a los plazos legales que ya han empezado a correr. La presencia de Gerardo Camps en las candidaturas del PP se resolverá, como máximo, en veinte días y las coaliciones electorales se tendrán que cuadrar a contrarreloj antes del próximo 13 de mayo.

A la cúpula del PP le preocupa la situación del exconseller de Hacienda. Es el único componente de las listas populares de diciembre cuya continuidad está a día de hoy en cuestión. La dirección popular, cuando arranque el proceso de confección de los carteles electorales, trasladará a Génova los pros y los contras de mantener a Gerardo Camps en la candidatura. El antiguo conseller de Hacienda con Francisco Camps aparece en las investigaciones de la «Operación Taula», uno de los casos de corrupción que afectan al PP de la Comunidad y que han estallado después de esas elecciones de diciembre. Pero también es verdad que Gerardo Camps no está ni siquiera imputado. Cargos del PP son partidarios de apartarle. Pero también son conscientes de que, dentro de la línea de continuidad que ha marcado la cúpula nacional, será muy difícil que Madrid, salvo que se produjera esa imputación que a día de hoy no parece probable, entre a ejecutar un relevo en una candidatura tan importante como la de Alicante. Máxime cuando ese cambio de fichas, apuntan esas mismas fuentes, podría abrir el melón para justificar ajustes en otras circunscripciones. Así que la «patata caliente» está encima de la mesa y la intención de la cúpula del PP en Alicante es exponer ese escenario a Génova antes de tomar una resolución definitiva. Pero sin garantías de relevo. Mantenerlo es un pr0blema y quitarlo también. Grave conflicto para el PP.

Y mientras los populares se enfrentan a unos comicios en los que medirán la factura de la corrupción, la izquierda intenta resolver el jeroglífico para tejer sus alianzas de cara a la cita electoral. Todo apunta a que la coalición entre Compromís y Podemos -segunda fuerza en las generales de diciembre- se ampliará ahora con Esquerra Unida y otros grupos de corte ecologista. Eso les situaría en el entorno del 30% de los votos, pisando los talones al PP. Más allá del resultado de las generales, la operación, con Mónica Oltra como gran líder, colocaría en Madrid a un grupo de diputados con margen de maniobra para ejercer como una «minoría valenciana», como ha ocurrido durante estos cuatro meses con los parlamentarios de Compromís encabezados por Joan Baldoví. Superar aún más claramente a los socialistas -ya por debajo del 20% de las papeletas, como las últimas generales- supondría poner a Oltra en la «pole position» para intentar convertirse en la presidenta de la Generalitat en 2019 además de certificar ese cambio en la alternativa política de izquierdas. Mientras el PP resiste frente a Ciudadanos. Y si sale ahora bien parado, posiblemente, recuperará poco a poco el terreno perdido con los de Albert Rivera. A los socialistas, por contra, sí se les complica por momentos el panorama. Y cada vez más.

La operación de Oltra es de manual. Compromís tiene una estructura potente en los municipios y ahora también mucho poder. Eso le concede la capacidad suficiente para tratar de «fagocitar» el espacio electoral de Podemos -una fuerza poco organizada- y sumar a parte de los seguidores de EU, necesitados de buscar una salida política. Así que ese movimiento dejaría a Oltra con su marca de Compromís como la representante de todo ese espacio de cambio de izquierdas y valencianista. A corto plazo no supondrá, a priori, reajustes en el Consell. Pero sí le abriría todas las opciones para 2019. Negocio redondo.

Los socialistas han salido al contraataque. Ximo Puig se mostró ayer a favor de una lista conjunta al Senado al estilo de la Entesa Catalana. En diciembre aún salvó los senadores pese a ocupar el tercer puesto. Pero ahora, con EU también junto a Compromís y Podemos, parece casi imposible. Esa operación no tiene visos de salir adelante. Compromís, convencido de poder capitalizar ese grupo en el Senado, está disupuesto a aceptar. Pero Podemos la rechaza. Habrá, por tanto, pacto de toda la izquierda y, además, sin concesiones en el Senado para los socialistas, que deberán navegar en solitario a sabiendas de que seguirán terceros y,además, con bronca interna a la vista. Al tiempo.

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