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El disparatado viaje de los papeles de la Generalitat

Un documento puede recorrer hasta 50 kilómetros para ir de un despacho a otro separado por 60 metros

La administración «sin papeles» a la que aspiran los gestores de la Generalitat (los de antes y los de ahora) es hoy por hoy una entelequia. El Consell ha elaborado y presentado numerosos planes de acción cuyo objetivo es reducir la burocracia y facilitar a los ciudadanos una relación electrónica con la Administración, es decir, sin moverse de su casa y sin tener que cargar con decenas de documentos. Algunas gestiones ya pueden hacerse vía on line, pero si el foco se pone en las comunicaciones internas de la Generalitat la conclusión es muy diferente. Y es que en algunos ámbitos, la Administración valenciana, más que en la era digital, se encuentra anclada en la era de piedra.

El ejemplo más disparatado del papeleo interno está en el servicio de la valija, es decir, en la comunicación interna entre consellerias que requiere intercambio de documentación. Alrededor de 1,7 millones de euros le cuesta a la Generalitat llevar sus papeles de un lugar a otro (entre departamentos y empresas públicas) y ello a pesar de que la mayoría de las consellerias están ubicadas en el mismo lugar, en el complejo administrativo 9 d'Octubre de Valencia. La distancia de una torre a otra (hay un total de cuatro en el citado complejo) es de cien metros como máximo, pero, en ocasiones, los documentos recorren hasta 50 kilómetros para acabar volviendo al mismo sitio. El motivo no es otro que la adjudicataria del servicio de valija está ubicada en Riba-roja, a 27 kilómetros de la capital del Túria.

La firma recoge papeles en la «ciudad de los funcionarios», así como en otros lugares, y la camioneta regresa al municipio del Camp de Túria para ordenarlos, según su destino. Cabe resaltar que el contrato incluye también a las empresas del sector público, así como al resto de consellerias o servicios que no están ubicados en el 9 d'Octubre.

Un rocambolesco recorrido que no ha pasado desapercibido para muchos de los funcionarios que trabajan en este complejo. El que sigue es un ejemplo real y que, además, se repite con cierta frecuencia. Pongamos que Función Pública, Conselleria de Justicia (torre 4), tiene que contestar a la solicitud de un empleado público sobre la concesión de un trienio. El funcionario en cuestión está asignado a la Conselleria de Medio Ambiente (torre 1). Entre edificio y edificio hay apenas 60 metros de distancia. El papel, sin embargo, podría tardar más de una semana en recorrer los citados metros.

Hay incluso otros casos donde el sinsentido es tal que la documentación simplemente debería viajar dentro de la mismo edificio (de una planta a otra), pero acaba yéndose a Riba-roja para regresar de nuevo al mismo edificio días después. Algunos trabajadores consultados por este diario aseguran que no es extraño que el viaje de papeles de mesa a mesa de funcionarios entre las consellerias de Obras Públicas y Medio Ambiente (ambas ubicadas en la torre 1) dure dos semanas.

La contratación centralizada de la valija para la Generalitat lleva la firma del exconseller de Hacienda Juan Carlos Moragues, el 8 de mayo de 2015, es decir, un mes antes del cambio de Gobierno tras las elecciones, si bien el servicio estaba ya en vigor dos años atrás. El contrato, por el que pujaron tres firmas, entre ellas Correos, tiene duración de dos años y puede ser prorrogado por un año más.

Fuentes sindicales lanzan dos reflexiones. De un lado, la ineficiencia que supone que una empresa externa se haga cargo del correo entre departamentos cuya distancia se puede recorrer a pie. «Este trabajo podría hacerlo perfectamente un subalterno», indican. Pero hay otra reflexión de fondo y que tiene que ver con el retraso en la entrada a la era digital. El Consell popular concibió el complejo 9 d'Octubre como una forma de gestionar los recursos de forma más eficaz. Se nombró incluso una especie de «alcaide» para que se hiciera cargo de la intendencia de un espacio en el que trabajan miles de funcionarios. La persona elegida fue relegada y ahora el complejo se gobierna desde la Dirección de Patrimonio.

El proyecto original incluía que cada torre contara con una fotocopiadora y un escáner con el fin de reducir la valija en papel y que los documentos viajaran digitalmente de un lado a otro. No ha sido así.

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