Las 24 horas previas a la confirmación oficial de que habrá repetición de las elecciones generales el 26 de junio tuvieron a Compromís como gran protagonista. Una iniciativa «in extremis» surgida del grupo que lidera Joan Baldoví en el Congreso en la tarde del lunes, y que la dirección de la coalición en Valencia avaló tras conocerla ya casi de noche, acabó ayer por la mañana en un aldabonazo en toda regla al tablero político español.

Con las posiciones ya totalmente definidas, cuatro meses después de las elecciones del 20 de diciembre, la propuesta de Compromís obligó a los partidos a reposicionarse de nuevo. Al final de la tarde, la distancia entre socialistas y Podemos -a cuyos líderes la coalición valenciana intenta acercar- se había agrandado aún más.

La propuesta, de 30 puntos, elaborada por Baldoví, Ignasi Candela, Marta Sorlí y Enric Bataller, se la trasladó el exalcalde de Sueca al Rey Felipe VI por la mañana al acudir a La Zarzuela para la última ronda de consultas. También la envió al resto de grupos de izquierda.

Era un acuerdo de mínimos, con ideas muy genéricas para evitar rechazos, y con aroma a «Acord del Botànic»: Su primer punto, rescatemos personas. Compromís lo bautizó como «Acuerdo del Prado», una búsqueda ya desesperada de un pacto «a la valenciana» para investir presidente del Gobierno al socialista Pedro Sánchez antes del lunes. La propuesta la había confirmado el lunes por la noche a INFORMACIÓN el propio Baldoví.

Ni la lideresa, Mónica Oltra, la conocía cuando al mediodía comió en un restaurante del Carme en Valencia con el número dos de Podemos, Íñigo Errejón. Fue Candela quien llamó a Oltra el lunes cuando ya anochecía. La vicepresidenta no puso reparos, porque la propuesta refuerza el papel de mediador que gusta a Compromís.

Por la mañana, el portavoz socialista en el Congreso, Antonio Hernando, llamó a Baldoví, que le envía el acuerdo por correo electrónico. A esas horas, la lideresa de Compromís, Mónica Oltra, habla con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, y le remite el documento por mensajería de móvil.

Nadie en Podemos, socio preferente de Compromís, conocía con antelación la propuesta. La mayoría de diputados estaban el lunes en Valencia en el acto de Errejón y nadie de Compromís se lo comunicó. A media mañana, los negociadores del PSOE anuncian una reunión para valorar el documento. Hernando dice una hora después que acepta 27 de 30 medidas y las ve compatibles con Ciudadanos. Pero la contraoferta que plantea el PSOE pasa por un Gobierno socialista con ministros independientes, que incluso pueden ser personas de la órbita de Podemos y de Compromís. A esas horas, el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ya ha despreciado la oferta «in extremis» que plantea el grupo valenciano y que el dirigente catalán ha conocido durante su reunión con el Rey. La desdeña de tal forma que asegura que ni siquiera merece la pena valorarla y la limita a «tres folios para formar un Gobierno entre seis partidos distintos, muy poco razonable».

En ese momento, la respuesta que dará Podemos al órdago del PSOE de un Gobierno monocolor con ministros independientes es clave para saber el recorrido que le espera al plan de Compromís. Sin embargo, antes de que comparezca Iglesias, que viene de ver al Rey, y ante el temor a que pueda aparecer como el muro que evita un Gobierno de izquierdas, la vicepresidenta del Consell y lideresa de Compromís, Mónica Oltra, le allana el terreno a su socio.

Son las 14.30 y Oltra arremete duramente contra el PSOE. Califica de «insultante» la contraoferta y lanza: «¿De qué van? ¿Cómo pretenden tener un gobierno en solitario?». Unas horas después en un tweet vuelve a cargar contra el líder del PSOE: «Sánchez debería aprender de Ximo Puig; ellos supieron llegar a acuerdos», escribe.

Iglesias se escuda en Oltra

Cuando el líder de Podemos acude al Congreso evita las cuestiones más peliagudas escudándose en que las declaraciones anteriores de Oltra ya dan por imposible el acuerdo «in extremis» con el PSOE. Iglesias se desvincula de la propuesta de Compromís.

Por la tarde, Sánchez admite que no habrá acuerdo y que las elecciones son un hecho, pero se deshace en elogios hacia Oltra a la que agradece «de corazón» su labor. Sánchez centra todos sus ataques en Iglesias, al que culpa abiertamente de impedir un Gobierno que acabe con las políticas del PP. La iniciativa de Compromís fracasa y aleja aún más a las dos formaciones a las que pretende unir. Un Baldoví ya casi sin voz aún dejaba anoche el teléfono encendido. «El pacto aún es posible», se aferraba.