Era el 23 de abril de 1993. Los socialistas aún gobernaban en España con cierta holgura y Mariano Rajoy, entonces vicesecretario general del PP, se desplazaba a Xàtiva para avalar el desembarco y afiliar en el PP a seis concejales de ese ayuntamiento que hasta entonces formaban parte de la Agrupación Independiente de Xàtiva (AIX).

El hoy presidente del Gobierno en funciones ya tenía mando en plaza en un partido que buscaba fichajes de relumbrón en el ámbito local y autonómico apenas tres años después de completar su refundación tras enterrar la antigua Alianza Popular y alumbrar el PP, curiosamente el mismo proceso que ya muchos reclaman abiertamente para una formación acorralada por los casos de corrupción. Rajoy ya era entonces un primer espada en aquel PP que lideraba José María Aznar y ese día apadrinó a Alfonso Rus, José Díez, Vicente Ferrer, Vicente Gisbert, Rafael Capuz y Ramón Vila, los seis concejales que consumaron el ingreso en el PP de los nueve que los independientes tenían en el Ayuntamiento de Xàtiva.

Durante su discurso, Rajoy anunció tajante que el PP fulminará a todos aquellos cargos políticos que se vieran inmersos en casos de corrupción, una cuestión que ya por aquel entonces asomaba en la agenda mediática española, aunque el partido al que acosaba era el PSOE de los últimos años del felipismo. Rajoy vino a decir ese día en Xàtiva que eso al PP no le pasaría porque actuaría con firmeza ante cualquier comportamiento que levantara sospechas. Al expresidente de la Diputación lo avalaron para su entrada en el PP el propio Rajoy y Vicente Sanz, condenado años después por acoso sexual a extrabajadoras de RTVV.

Paradojas del destino, a Rajoy le ha estallado la detención de Rus, de quien fue padrino político, en el peor momento, justo cuando busca unos apoyos que ya parecen imposibles para seguir al frente del Gobierno de España.

Su discurso

Rajoy habló ese día en Xàtiva de la necesidad de recuperar la dignidad de las instituciones. «Lo grave no es que se hayan producido casos de corrupción lamentables, lo malo es que desde el Gobierno socialista no se han adoptado las medidas necesarias para que estos casos vuelvan a producirse, las adjudicaciones de obras suministros y servicios tienen que estar mucho más regladas, hay que ir a procedimientos más transparentes» dijo Rajoy. Y aún añadió más: «Cualquier persona que en el PP se vea inmersa en estos actos será inmediatamente fulminado por el partido». Veintirés años después, la corrupción se ha convertido en la tumba política de Rajoy y también en la de Rus.

Desde aquel día, Rajoy no dejó de echarle halagos en público. En un mitin electoral en 2007 le dijo sin rodeos: «Alfonso, te quiero; te quiero, coño, tus éxitos son mis éxitos». Hoy Rus, quien fuera todopoderoso presidente de la Diputación DE Valencia y del PP, ha caído, como en su día lo hicieron muchos otros que también recibieron los piropos de Rajoy, entre otros Francisco Camps, Carlos Fabra o Jaume Matas.

El PP de la Comunidad fue, además el soporte vital para que Rajoy mantuviera el liderazgo del PP y alcanzara la presidencia del Gobierno. El PP valenciano evitó su derrota en el congreso de Valencia de 2008 gracias a la fuerza que tenían en aquel momento en un cónclave fratricida donde finalmente los críticos con Rajoy desestimaron presentar batalla al hoy presidente.