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Apunta a un colaborador de Rus como clave en la financiación

Máximo Caturla era a la vez el gerente de Ciegsa y el tesorero de los populares valencianos

Las cajas de caudales de la empresa pública constructora de colegios en toda la Comunidad, Ciegsa, y del Partido Popular tenían vasos comunicantes. Y el que gestionaba presuntamente el tráfico del dinero se llama Máximo Caturla Rubio. La UCO de la Guardia Civil y la Fiscalía Anticorrupción han ido cuadrando las piezas de uno de los principales puzzles del «caso Rus», el que dibuja el escenario del cobro de mordidas a cuenta de los mil millones de sobrecostes en Ciegsa, a cuyo frente estuvo Caturla entre mediados de 2004 y julio de 2007, y de los grandes contratos de las encomiendas de la diputación. La investigación abierta a partir de las grabaciones en las que Marcos Benavent y Caturla hablaban del cobro de comisiones, las declaraciones del exgerente de la mercantil Imelsa, la investigación -con pinchazos telefónicos incluidos- y las testificales de estos días ante la UCO han permitido cerrar el círculo, según fuentes conocedoras de la causa. Caturla es el único al que el juez le impuso una fianza similar a la de Rus: dos millones de euros.

Caturla era el complemento que Rus necesitaba y que Marcos Benavent le presentó. Hombre de números, economista de formación, ambicioso y con un colmillo afilado que utilizaba como segadora para desbrozar, por ejemplo en Ciegsa, todos los obstáculos en el acceso y control absoluto de la caja. Entre 2004 y 2012, acompañó a Alfonso Rus en la presunta trama de desviación de comisiones para el partido y para bolsillos privados.

Tenía el perfil idóneo

Cuando Rus llegó a presidente provincial del PP, con el 90% de apoyos, en diciembre de 2004, ya le tenía reservada la responsabilidad de llevar las finanzas provinciales del partido. Benavent es natural de Benigànim y Caturla, de Fontanar dels Alforins. Tenía el perfil idóneo. Acababa de aterrizar como consejero delegado de Ciegsa, la empresa constructora de colegios públicos y un nicho de mercado para el cobro de comisiones por la vía del sobrecoste. En los tres años que controló en paralelo la caja del PP y la de Ciegsa, adjudicó 265 millones en contratos, que generaron 91 millones de sobrecoste. La economía del partido mejoró notablemente, según fuentes populares. De acuerdo a la contabilidad oficial, los populares ingresaron 917.000 euros en 2004. Los actos del partido empezaron a tener más prestancia. Es la época en la que Orange Market, la empresa de «El Bigotes», dejó de hacer viajes de apoyo a la organización de actos, enviada desde Madrid, para funcionar como delegación valenciana de Gürtel.

El día que Alfonso Rus, conquistó la Diputación de Valencia, Caturla hizo el viaje hacia la institución provincial para convertirse en diputado delegado de Economía y Hacienda. «Es un fenómeno, un crack», repetía Rus cada vez que tenía ocasión. Gracias al «fenómeno», subrayaba Rus, la diputación pagaba a sus proveedores casi al contado, aspecto que subrayaba en contraste con los problemas de la Generalitat. Asumió el control del dinero de los grandes planes de la diputación de Valencia ahora investigados: el de instalaciones deportivas (la iniciativa estrella de Rus), de 34,7 millones y comisiones de hasta el 10%, y el plan de instalación de leds (30 millones) que fue a parar al amigo de Rus: Vicente Quilis de Inelcom. Caturla era consejero de Imelsa. Su amigo Benavent ejecutaba los planes con encomiendas de gestión y con los arquitectos que se trasladaron con Caturla desde Ciegsa a Imelsa, como contó este diario. Pero el presupuesto de esos proyectos dependía de Rus y Caturla.

Tras la caída de Enrique Crespo

Tras sacrificar al exalcalde de Manises Enrique Crespo, encausado por el caso Emarsa, Rus nombró a Caturla vicepresidente segundo de la Diputación, en febrero de 2012. En mayo, Alberto Fabra se enfrentó al reto de traducir su poder institucional -llevaba diez meses en el Palau- en control orgánico. Rus y Rita Barberá le echaron un pulso. Rechazaban la elección de Serafín Castellano como secretario general. Caturla traicionó a Rus y abrazó el fabrismo al no secundar la abstención de protesta impulsada por la exalcaldesa y el expresidente provincial. Rus no se lo perdonó. Pero, sorprendentemente entonces (mucho menos ahora), siguió de vicepresidente y con mando en plaza en la economía provincial. De la institución y del partido hasta el congreso provincial de 2012.

Quien desde 1995, como director general de Presupuestos del conseller José Luis Olivas, estaba en política tuvo que jubilarse por anticipado cuando el pasado 30 de abril este diario avanzó que el vicepresidente segundo de la diputación era un pilar de la trama. Su caída, por dimisión, se precipitó. Quiso salir corriendo para reincorporarse al Banco Santander, de donde estaba en excedencia. Llegó tarde.

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