La vuelta al trabajo del PP valenciano tras la tregua navideña no estaba siendo un camino de rosas. La imputación de la exdirectora del IVAM, Consuelo Císcar, los sobrecostes de Ciegsa y el calendario judicial de casos como Gürtel y Nóos ya estaban con voz propia en una agenda política que casi a diario recuerda al nuevo PP de Isabel Bonig que zafarse de la sombra de la corrupción tras veinte años de poder absoluto no será sencillo. Y es que lo peor estaba por llegar. Lo hizo ayer en forma de detención de la que hasta hace poco fue la cúpula del PP en la provincia de Valencia, con Alfonso Rus a la cabeza. La jornada supuso un auténtico mazazo a una organización que el 24-M fue despojada del poder y que, pese a la renovación en sus órganos directivos, sigue con plomo en las alas. El esfuerzo de los populares valencianos por pasar página y centrarse en su papel de oposición se fue al traste.

La cúpula regional trató ayer de dar una imagen de contundencia hacia los sospechosos con el anuncio de la expulsión inmediata del partido. Ahora bien, en la calle Quart, sede del PPCV, se es consciente del daño que este tsunami hace a las siglas. También de que la situación puede empeorar. Por lo pronto, el asunto vuelve a traspasar las fronteras de la Comunidad para colarse en el escenario nacional y generar un problema a Rajoy en su búsqueda de apoyos para la investidura.

El portavoz del grupo de Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, Juan Carlos Girauta, aludió ayer a la redada en Valencia para advertir a Rajoy de que no puede abanderar la lucha contra la corrupción y que este es un asunto «nuclear» para su partido. Desde el PP, el portavoz Rafael Hernando rechazó que el partido vaya a pedirle el acta al diputado nacional por Alicante Gerardo Camps ya que «no está en ese asunto». Fuentes de la investigación sostienen que el exvicepresidente del Consell estaría salpicado, si bien ayer el propio Camps, en declaraciones a Levante-EMV, negó la mayor al afirmar que ni antes ni ahora había sido investigado. «Los compañeros del PP corruptos no son compañeros», afirmó.

Junto al nombre de Gerardo Camps, el de la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, supone una preocupación mayor para el PP valenciano. La senadora territorial, que precisamente reapareció la semana pasada para arropar a Bonig, es uno de los principales apoyos de la presidenta y su buena relación con Rajoy es pública y notoria. Su posible implicación sería desastrosa para la actual cúpula regional. También para Génova.

Con todo, la lista confirmada de arrestados e investigados (imputados antes del cambio en el código penal) es un gran problema en el presente.

Quienes fueron los hombres fuertes de Rus en la diputación Emilio Llopis y Juan José Medina seguían hasta ayer formando parte de la ejecutiva del PP de la provincia de Valencia. Eso sí, desde la defenestración de Rus, el nuevo presidente provincial Vicente Betoret se había desvinculando de ambos hasta el punto de que los dejó totalmente al margen del día a día del partido.

Betoret, que políticamente creció bajo el amparo de Rus, decidió cuando estalló el escándalo de Imelsa antes de elecciones soltar lastre y romper con el rusismo tanto en el partido como en el grupo en la diputación. Con todo, repescó a Llopis y Medina como asesores en la diputación. Ayer dio órdenes a la portavoz popular Mari Carmen Contelles para que fueran destituidos. Fuentes del PPCV sostienen que en principio Betoret «está limpio» pese a la ligazón que en su día matuvo con Rus. Ayer, a preguntas de los periodistas, admitió que estaba «sorprendido» por las detenciones, al tiempo que «preocupado» por la situación.

Cabe recordar también que Emilio Llopis formó parte durante varios meses del sanedrín del PP regional. Fue apoyo directo de Bonig cuando Fabra la nombró coordinadora del partido y, ésta, en su particular carrera por la sucesión, se apoyó en los barones provinciales. Las conversaciones grabadas y publicadas por este diario entre Marcos Benavent y Llopis hicieron saltar las alarmas y Bonig lo apartó de la ejecutiva cuando en julio Rajoy la eligió sucesora de Fabra.

Pero si la situación es delicada en la provincia, no lo es menos en el cap i casal. La imputación de Alfonso Novo, sucesor de Rita Barberá en el partido y en el grupo popular, genera un problema. Novo insinuó que no tiene intención de apartarse. En el PPCV tienen claro que él no puede ser la cara de la oposición.