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Manuel Alcaraz

«El Pacto del Botánico es un modelo para que Pedro Sánchez sea presidente»

«La idea de que Iglesias sea vicepresidente me parece realista, aunque algo oportunista»

«El Pacto del Botánico es un modelo para que Pedro Sánchez sea presidente» RAFA ARJONES

De la plaza al palacio, el profesor Alcaraz (Alicante, 1958) ya se siente y ejerce de conseller. Es más, el fundador de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas de Alicante va asumiendo su condición de «hombre fuerte» del nuevo Consell en la provincia. Azote de la corrupción, el titular de Transparencia sigue atizando con fuerza al PP por su herencia «terrible» en los casos de expolio y clientelismo -«Estamos hasta los cajones»-, al tiempo que llama al orden a los empresarios de Coepa y hasta a los alcaldes de Alicante y Elche para que se entiendan. Alcaraz mantiene que el Pacte del Botànic sirve de modelo a la izquierda para que Pedro Sánchez sea el próximo presidente de España, apuesta por la Volvo y recalca que su gran empeño es «ayudar a que los ciudadanos recuperen la confianza en la democracia».

Pedro Sánchez presidente y Pablo Iglesias vicepresidente. ¿Cómo le suena la propuesta del segundo?

Me parece una propuesta realista, aunque un poco oportunista por la forma de plantearlo. Habría sido más sensato hablarlo previamente para que Pedro Sánchez se enterara antes. Y no sería incompatible con la transparencia. Ahora bien, es realista y digna de ser tenida en cuenta porque quedan muy pocas vías más de acuerdo.

¿Y qué opina de las áreas y el marco previo planteado por Iglesias para ese hipotético «Gobierno del cambio»?

Los puntos que propone son bastante sensatos, si bien echo en falta una apuesta por democracia y gobierno paritarios y un compromiso fuerte contra el terrorismo machista. También creo que falta una mayor defensa medioambiental y compromisos contra el cambio climático. Todo esto entendido como una propuesta abierta. Espero que el camino de la conversación esté despejado y no se cierre por un afán de protagonismo excesivo de Podemos, ni por las tensiones internas del PSOE. Y en su defensa de la pluralidad, que no se olvide Pablo Iglesias de Compromís, que tiene el doble de escaños que Izquierda Unida.

¿Hasta qué punto le preocupa la ruptura de Compromís y Podemos en el Congreso?

Me preocupa bastante porque es una situación muy complicada. Vivimos el final del bipartidismo, que era una necesidad de higiene democrática y había acumulado muchas contradicciones. Cambiar eso es complejo y estamos viviendo los dolores del parto. Por lo demás, cuando se habla tanto de estos problemas, que no hay que ocultar, es porque por primera vez el País Valenciano está en España. Hasta ahora no había ningún problema porque nadie había planteado tener un grupo propio de esta Comunidad. Tendremos que reflexionar y hacer autocrítica, pero gracias a nuestro esfuerzo, empezando por Mónica Oltra, el País Valenciano se ha convertido en un actor real de la política española.

¿En qué medida puede debilitar esta «batalla» a la vicepresidenta Mónica Oltra?

La imagen de Mónica Oltra es muy fuerte y está consolidada. Es un referente clarísimo de la política valenciana y no creo que salga debilitada. Tendremos que hacer un esfuerzo de imaginación para recomponer esta situación, pero me preocupa muchísimo más que se pueda conformar un gobierno de izquierdas en España y que no haya que repetir elecciones porque sería desastroso.

De modo que apoya la investidura del socialista Pedro Sánchez como presidente del Gobierno...

Deseo que Sánchez sea el próximo presidente porque dentro de las posibilidades existentes es la única realista. Eso sí, el acuerdo es complejo. Creo que Sánchez y el PSOE tienen que jugársela. A los socialistas se les agotan las posibilidades. Es un partido con una enorme identidad e historia, aunque tenga episodios oscuros como todos. Pero esa identidad le juega malas pasadas y en algunos momentos se convierte en un partido excesivamente pesado, rígido y con poca capacidad de reacción. El PSOE tiene que vivir esta situación insólita de minoría mayoritaria como una oportunidad para resintonizar con nuevas corrientes, sensibilidades y propuestas; y tiene que ser valiente.

¿Sugiere un acuerdo en Madrid equiparable al del Consell de la Generalitat?

El País Valenciano puede servir de modelo. El Pacto del Botánico fue fruto de unas semanas complicadas y al final se alcanzó un acuerdo positivo. Ximo Puig y Mónica Oltra lo han dicho y yo lo suscribo. El País Valenciano, que tantas veces ha servido de laboratorio para cosas malas que luego se han aplicado en toda España, en esta ocasión debe servir como un laboratorio positivo. De modo que apoyamos esa opción de Pedro Sánchez sin líneas rojas a priori, salvo aquellas que se reflejen en un pacto centrado en políticas sociales. Este país no aguanta más austeridad, el castigo brutal a los más débiles y la destrucción de las clases medias.

¿Y cómo puede afectar la onda expansiva del conflicto con Podemos en el Congreso al Pacte del Botànic?

Formalmente, de ninguna manera. En la reunión que mantuvimos en Morella se constató una gran sintonía personal entre los miembros del Consell, que es muy importante para que un gobierno funcione, y la voluntad de entender el Pacto del Botánico como una realidad expansiva. Este acuerdo es el «big bang» de la nueva política en el País Valenciano. No hay ni el más mínimo indicio de fricción en nuestra acción política, con independencia de que puedan existir discrepancias. Además, la sintonía entre Mónica Oltra y el presidente [Ximo] Puig es extraordinaria y eso nos permite blindarnos ante posibles ondas expansivas que lleguen desde Madrid.

A usted también se le ve en buena sintonía con el presidente Puig. Personal y política...

Sí. No le conocía personalmente y para mí ha sido un descubrimiento humano. Me parece muy afable en unos tiempos en los que para ser político parecía que había que tener mala leche y me gusta especialmente que es un político culto. Le preocupa mucho Alicante y qué hacer con situaciones que en el pasado han creado demasiada hipersensibilidad en los conflictos cuando no tenían porque ser conflictivas, sino abiertas al debate.

Acuamed, Ciegsa, imputación de Consuelo Císcar por su gestión en el IVAM... ¿No tiene fondo este lodazal de expolio, clientelismo y corrupción?

Estamos hasta los cajones [bromea y pide moderación con el titular]. Es muy desalentador que todas las semanas nos encontremos situaciones de este tipo. Lo de Ciegsa es terrible y puede ser el segundo caso más macabro tras lo de Blasco con la cooperación. Pensar que miles de niños en la Comunidad no han conocido otra cosa más que barracones cuando había dinero para haber construido tantas escuelas dignas es tan repugnante... Mi deseo es que no surjan más casos de corrupción ligados al PP y ellos no lo entienden. No queremos que se siga vinculando a la Comunidad con la corrupción. El PP dice que escarbamos en el pasado, pero el problema es que el pasado nos persigue. Esta Comunidad no podrá mirar al futuro mientras el pasado nos pase una factura tan terrible en lo económico, en el déficit de reputación que tenemos y en la imagen. La sociedad valenciana está harta y tenemos que aprender la lección y establecer cortafuegos.

Después de seis meses de nuevo tiempo político, ¿ha visto mejoras en su ciudad de Alicante? Aquí el debate gira en torno a las terrazas de los bares y el acuario de la Plaza Nueva...

Hay una diferencia. La ciudad ahora respira. Puede que se debata sobre pocas cosas y no las más importantes, pero al menos ya no debate sobre si sus principales cargos públicos son o no corruptos. Alicante se ha liberado de la afiladísima sombra de Enrique Ortiz; se intenta debatir en términos racionales sobre Ikea y Rabasa y se sientan las bases para un nuevo Plan General de Ordenación Urbana. La ciudad tiene un nuevo aire, aunque también sea cierto que hay problemas con algunas medidas del tripartito o situaciones que generan demasiado ruido. Sería bueno que el alcalde, a veces, tuviera liderazgo en temas clave en los que puede parecer algo timorato.

¿En qué asuntos debería asumir más liderazgo el alcalde de Alicante?

En las relaciones con la Oami [Oficina de Marcas], por ejemplo, o que tuviera una actitud más proactiva en las relaciones con los vecinos, pero entiendo que estamos en una época de adaptación y hay que dar márgenes de confianza porque la situación es compleja en el Ayuntamiento y globalmente va por el buen camino.

¿Cree sostenible la situación política de la edil Marisol Moreno, que será juzgada mañana por la Audiencia Nacional por insultos a la Corona?

Ese procesamiento es matar moscas a cañonazos. Un delito de opinión, por fuerte, injusto, inoportuno e improcedente que sea no se puede plantear hoy en esos términos. Ahora bien, todos debemos ser responsables de nuestros actos. He oído cosas delirantes como que a esta persona se le puede permitir porque era cuentacuentos o cómica. Yo no condenaría a nadie por sus opiniones, pero existe un marco legal que no debe ignorar y, sobre todo, genera un ruido que no beneficia a la gobernabilidad de Alicante. Los políticos tenemos que ser responsables en las redes sociales. La democracia no se regenera a partir de quién dice la cosa más animal, sino restaurando el principio de responsabilidad política.

¿Apoya usted el cierre las grandes superficies los domingos? ¿No va contra la creación de empleo y actividad económica?

Los estudios y la propia actitud de los comerciantes son contradictorios entre sí. La cuestión debe abordarse no sólo desde la cuestión comercial, sino desde la desvertebración del centro urbano. Estas medidas deben acompañarse de otras. Si se cierra Maisonnave, habría que aprovechar ese gran espacio público para hacer actividades lúdicas y deportivas. Ahora bien, la Generalitat ha hecho en este caso lo que solicitó el consejo local de comercio. Lo que no es tolerable son determinadas situaciones de privilegio. Me parece dramático que en Maisonnave y su entorno sólo haya comercio y casi no existan bares ni actividad de otro tipo. Y otra realidad es la saturación de macrocentros comerciales que sufre Alicante con algunos como Panoramis dolorosamente vacíos. Ahora bien, pese a todo, me alegro de que el Ayuntamiento haya tomado ahí una decisión valiente.

Con este cúmulo de noticias negativas -corrupción, paro, caída de la obra pública, ausencia de grandes proyectos-, ¿transmite esta provincia una imagen triste, decadente y declinante?

Estas cosas ya las decíamos hace años cuando yo presidía la PIC [Plataforma de Iniciativas Ciudadanas]. El paro generado por el fin de la burbuja inmobiliaria, la economía sumergida y la falta de productividad no son fenómenos nuevos. El fervor inmobiliario llevó a muchos a ocultar esas miserias bajo las alfombras y el poder político negó la existencia de problemas. Ahora nos encontramos con que ya no se puede ocultar más porque la realidad de la crisis no lo permite. Es que hay un treinta por ciento de pobres; ¿qué vamos a ocultar?

En el caso de Alicante, lo de ciudad de servicios parece que no termina de funcionar...

Ciudad de servicios como todas las ciudades de España de más de 20.000 habitantes, todas. ¿De qué servicios? Alicante es una ciudad con muy pocos servicios con valor añadido. El PP intentó estrangular su universidad y estranguló el gran

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