Más problemas para el nuevo Gobierno de Ximo Puig y Mònica Oltra. Y no será éste el menor. El socialista Puig asumió las riendas de la Generalitat el pasado 28 de junio. Al cierre de julio, cuando el nuevo Gobierno apenas se había conformado y tomado sus primeras decisiones, las arcas autonómicas registraban un agujero entre ingresos y gastos que superaba los mil millones de euros. Concretamente, 1.032 millones, lo que representa el 1,02% del Producto Interior Bruto (PIB) valenciano. Es casi un 50% más del tope fijado por el Ministerio de Hacienda para todo el ejercicio, el 0,70% que, traducido a euros, son 708 millones. De este modo, el nuevo Consell se excedía ya en 324 millones transcurridos únicamente siete meses del año.

Estos números rojos son la herencia de la etapa del anterior Consell de Alberto Fabra. Al cierre de junio, la Generalitat registraba un desfase de 1.275 millones incluyendo los anticipos transferidos por el Gobierno de Rajoy a cuenta de la financiación de meses posteriores (500 millones hasta esa fecha). Una cifra que, sin contar con los adelantos, se dispararía hasta los 1.775 millones. No obstante, cabe destacar que los anticipos se neutralizan en julio, que es cuando se abona la liquidación de la anualidad correspondiente, en este caso, 2013. Una inyección de la que ya se benefició el nuevo Consell.

Se agrava hasta un 35%

La situación financiera del Consell es peor, si cabe, que la existente en el mismo periodo de 2014. Entonces, el Ejecutivo de Fabra cerró julio con un desfase de 946 millones sin contar con los anticipos, lo que representó el 0,97% del PIB (el tope fijado por el Gobierno para 2014 era el 1% del PIB). De este modo, el desfase se ha desbocado en un 9,1% (86 millones más) respecto al ejercicio pasado. Con los anticipos, Fabra culminó julio de 2014 con 763 millones de desfase, el 0,78%. En relación a esta cifra, la situación que debe afrontar Puig ha empeorado un 35% (269 millones).

Puig y su Ejecutivo reivindican la reforma del sistema de financiación para contar con los mismos recursos por habitante que la media en España, al entender que, en caso contrario, la Generalitat resultará inviable. Las cifras de déficit llegan a escasos días de que se celebre en las Corts un pleno monográfico para buscar el Pacto de la Financiación.

Según las cifras difundidas por Hacienda, las comunidades registraron unos números rojos de 8.510 millones, el 0,79% del PIB, sin tener en cuenta los anticipos. Representa un descenso del 11,4 % respecto al mismo periodo de 2014. Si se incluyen los adelantos, el déficit fue de 7.900 millones, el 0,73%, y un descenso del 16,2% en relación a 2014.

La Comunidad Valenciana fue la quinta, empatada con Andalucía, con peores cifras al cierre de julio. El ranking de desfase lo encabeza Extremadura, con el 1,42% de déficit en relación a su riqueza, seguida de Navarra (-1,39%), Murcia (-1,30%), Cataluña (-1,03%) y Andalucía (-1,02%). Tras la Comunidad, también con el citado -1,02%, le siguen Aragón (-0,95%), La Rioja (-0,76%), Madrid (-0,75%), Castilla y León (-0,71%), Castilla-La Mancha (-0,63%), Canarias (-0,59%), Cantabria (-0,46%), Asturias (-0,22%) y Galicia y País Vasco (-0,21%). Solo una comunidad salda los siete primeros meses con superávit, Baleares, con el 0,39%, mientras hasta nueve superan el tope de déficit.

En conjunto, el Estado redujo su déficit hasta agosto un 21,9%, lo que equivale al 2,53% del PIB (frente al objetivo del 2,9% del PIB). El saldo negativo estatal de 27.324 millones es consecuencia de unos ingresos de 114.220 millones (el 5,5% más que en los ocho primeros meses de 2014) y de unos gastos de 141.544 millones (el 1,2% menos). El IVA (7,3% más) explica en buena medida los crecimientos de los ingresos. Hasta julio, la Administración central redujo su déficit un 20,4% y lo situó en el 2,19% del PIB.