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El Consell reocupa sus sedes al no conseguir venderlas

Compromís y PSOE buscan evitar el deterioro y la pérdida de valor de estos edificios

En su lucha desesperada por obtener ingresos extraordinarios para contener el déficit y cuadrar los presupuestos, el anterior Consell sacó a la venta y alquiler algunas de las joyas del patrimonio de la Generalitat. Viviendas y solares fruto de herencias o reparcelaciones, pero también algunos edificios emblemáticos repartidos por toda la ciudad. La operación le permitió hinchar durante varios ejercicios la partida de ingresos, con previsiones de hasta 421 millones. Sin embargo, a la hora de la verdad, la Generalitat sólo ha ingresado unos 5,5 millones.

El éxito de la operación ha sido muy limitado. De todo el catálogo de patrimonio en venta, apenas tres edificios han sido alquilados a largo plazo. Se trata de la antigua sede de la Conselleria de Economía, en Colón, 32; la del Impiva, en la plaza del Ayuntamiento de Valencia; y la antigua Conselleria de Obras Públicas, en Blasco Ibáñez. Hoy están ocupadas por tiendas de ropa, regalos y por una delegación de la Agencia Tributaria, respectivamente. Los planes de «optimización» del patrimonio han chocado con la realidad de un mercado en recesión.

En este contexto, el Consell recién estrenado está actualizando el catálogo patrimonial y, según parece, pretende cambiar la política. Sin sacar del mercado estos espacios emblemáticos, la idea es comenzar a darles uso de nuevo ante la realidad de que cualquier oferta va a ser a la baja y no se contempla malvender. La intención, a través del uso, es mantener estos edificios en buenas condiciones para evitar que al menos no pierda valor.

Con toda probabilidad, por ejemplo, la sede de la nueva Conselleria de Transparencia será el antiguo hospital de la Cigüeña.

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