El Bloc ha puesto patas arriba a Compromís. El partido nacionalista, socio mayoritario dentro de la coalición, dio a sus militantes la palabra ante las elecciones generales. Un referéndum con dos opciones: a) acudir sencillamente como Compromís; o b) explorar un pacto con Podemos en una negociación con unas exigencias de partida muy favorables a la coalición que lideran Mónica Oltra y Enric Morera.

Pues bien, las bases del Bloc no quieren ni sentarse con Podemos. El 75 % de sus militantes dijo «No» al partido de Pablo Iglesias. Votaron mayoritariamente por la opción A: «Nos hemos de presentar como Compromís». Esa alternativa arrasó, con 1.133 votos (el 74%) frente a 399 partidarios de negociar. Votó -por internet o presencialmente- el 51% de la militancia, una participación mucho mayor que en el primer referéndum, que no era vinculante.

La decisión de ayer abre una crisis de consecuencias imprevisibles en el seno de Compromís. Y es que Iniciativa, el socio del Bloc que lidera la ahora vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, es un férreo partidario de la convergencia con Podemos, una operación en la que ve el camino más corto para dar un salto histórico: convertirse en el partido más votado de la Comunidad Valenciana y constituir un grupo propio valenciano en el Congreso de los Diputados.

La dirección de Iniciativa ya aprobó la negociación bilateral con Podemos y ahora está consultando a sus asambleas comarcales. Además, Mónica Oltra nunca ha ocultado sus preferencias por aliarse con Pablo Iglesias, alguien con quien se ha reunido y mantiene buena sintonía.

En la dirección del Bloc, sin entrar a valorar los resultados, la secretaria de Organización, Àgueda Micó, celebró el éxito de la convocatoria: «Así funcionamos, democracia directa, de abajo arriba», expuso en una red social.

Toma de decisiones

De alguna forma, uno de los motivos de enfado que subyace entre los críticos del Bloc con este pacto, como el eurodiputado Jordi Sebastià o alcaldes como los de Tavernes y Sagunt, ambos municipios de la provincia de Valencia, era la imposibilidad de opinar sobre un asunto capital que parecía estar dirimiéndose en las altas instancias de Podemos y Compromís, a golpe de titular. En definitiva, una cuestión de soberanía dentro de la coalición: el debate sobre cómo se deciden las cosas en una formación que se vende como una cooperativa política, o si al final de la película Mónica Oltra tiene todo el poder.

Así las cosas, la pregunta es: ¿Y ahora, qué? Está por ver si la posición del socio mayoritario provoca un choque dentro de Compromís o si se da otra oportunidad a las negociaciones con Podemos mediante consulta más amplia, entre todos los militantes y simpatizantes de Compromís, como en las primarias, algo que hasta ahora no se había planteado.

Así lo sugería, precisamente, uno de los críticos con el pacto, el eurodiputado Jordi Sebastià, apelando al espíritu participativo: «Lo que toca ahora es un referéndum en Compromís. Imponer lo que ha decidido el Bloc no es plan», opinó el nacionalista.

En todo caso, Sebastià mantuvo su discurso: «El problema no es que Podemos sea estatal. También le era Equo. El problema es lo que representa. Son muchas incógnitas». Ahora mismo, las encuestas dan tres diputados a Compromís en el Congreso: «Jugarse eso con una maniobra así...», reflexiona el eurodiputado.

De un modo u otro, esta situación puede tensar aún más las complejas relaciones dentro de la Compromís, una coexistencia que amaga con estallar en cada proceso electoral. Todas las opciones están ahora sobre la mesa, incluso que la coalición acabe disgregándose y sus partidos socios (Bloc, Iniciativa, Verds) se presenten a las generales en candidaturas diferentes.