Las carreras se celebraron entre los años 2008 y 2012, ambos incluidos, pero la factura de la macrofiesta en que se convirtió el Gran Premio de Europa de Fórmula 1 la tendrán que pagar los valencianos hasta el año 2023. La Generalitat deberá abonar desde el ejercicio que viene 7,5 millones anuales para amortizar un préstamo de 60 que firmó el Gobierno de Francisco Camps para la construcción del circuito urbano y por el que se han desembolsado 89,7 millones, algo más de los «cero euros» que anunció el expresidente que costaría montar una pista de carreras en Valencia.
Según un informe elaborado por la Entidad de Infraestructuras de la Generalitat (EIGE), al que ha tenido acceso INFORMACIÓN, entre los años 2016 a 2023 se amortizará el préstamo de 60 millones de euros firmado para acometer obras de infraestructuras para el circuito urbano, la Marina Real Juan Carlos I y los boxes de la competición. Antes se han tenido que sufragar intereses y gastos de constitución de otras hipotecas por este gran evento que puede acabar con más de un alto cargo del anterior gobierno con problemas judiciales por la venta de Valmor, la empresa gestora de los derechos del campeonato automovilístico, a la administración autonómica. Camps se comprometió a que la Fórmula 1 no le costara ni un euro a los valencianos, pero la realidad es que la factura para la Generalitat, sólo en infraestructuras, alcanza los 90 millones de euros, a los que hay que sumar el pago de otros 97 millones al magnate del automovilismo Ecclestone por el canon de la organización de la carrera en Valencia. La empresa privada Valmor, que debía correr con los gastos, sólo abonó los primeros 10 millones para la carrera que se celebró en el año 2008.
Según el informe de EIGE, para las obras en el circuito, el desvío de las líneas eléctricas y las conexiones entre la Alameda, la Avenida de Francia y el puerto de Valencia se destinaron casi 43 millones de euros. En este pago también se incluye la pasarela peatonal de acceso al circuito desde la ciudad ahora totalmente abandonada y con numerosos desperfectos. Las obras de acondicionamiento de la Marina Real, el reasfaltado del circuito, los gastos en jardinería y mobiliario urbano costaron otros 25 millones.
Se dedicaron otros 22 millones a la construcción de las instalaciones desmontables en los tinglados número 4 y número 5 y las obras del paddock (una superficie de 74.700 metros cuadrados donde se instalaron los patrocinadores, servicios técnicos, escuderías, camiones, recambios y suministros). Con este montante hubo también que abonar el coste de los aparcamientos, las áreas de venta, el helipuerto y las instalaciones complementarias al circuito de la Fórmula 1.
Según explicaron fuentes de EIGE, dependiente de la Conselleria de Vivienda, Obras Públicas y Vertebración del Territorio, entre el año 2008 y diciembre de 2012 la Generalitat tuvo que hacer frente a 6,8 millones de gastos financieros por el préstamo para pagar las obras en el circuito.
Desde enero de 2013 hasta julio de 2015, según las mismas fuentes, la factura por el préstamo fue de unos 500.000 euros. Unos gastos financieros que han multiplicado la factura de la Fórmula 1 en la ciudad de Valencia.
Además del dinero invertido en el circuito y el canon, el Consell también incrementó el gasto en este gran evento a través de RTVV. Canal 9 ofreció durante varios años el mundial de Fórmula 1 para la Comunidad Valenciana, ya que LaSexta y TV3 lo hacían para el resto del Estado y Cataluña, respectivamente.
Hasta RTVV pagó por la F1
Según reveló la Sindicatura de Comptes, RTVV se comprometió en julio de 2009 a pagar al magnate Bernie Ecclestone 22 millones de euros más el IVA por los derechos de emisión del mundial de la Fórmula 1. Los gestores de la extinta Canal 9, que cerró con una deuda de 1.100 millones de euros, decidieron gastarse otros 378.000 euros en fichar al presentador Víctor Seara, que anteriormente trabajó para La Sexta.
Los años que la Fórmula 1 visitó la ciudad de Valencia costaron a las arcas públicas más de 200 millones de euros. Ahora, con la investigación de la compra de Valmor por parte de la Generalitat, la macrofiesta puede salirle también muy cara a los gestores que crearon y mantuvieron este sueño. O una auténtica pesadilla.
