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El impacto en la provincia

El soberanismo catalán pone en riesgo un mercado de mil millones

Cataluña es el principal socio comercial y los empresarios alertan de las consecuencias de una secesión

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A medida que se acerca la fecha de las próximas elecciones catalanas también aumenta la preocupación por sus resultados entre el empresariado alicantino. Casi nadie cree posible que el proceso iniciado por Artur Mas y sus socios de gobierno desemboque en la independencia de esta autonomía, pero consideran que las posibles consecuencias de un hecho así son demasiado importantes como para ignorarlas y, en cualquier caso, señalan que la incertidumbre que está provocando el proceso supone un importante lastre en un momento en que la economía apenas empieza a despuntar.

Una preocupación que está más que justificada si se tiene en cuenta que en estos momentos Cataluña supone el principal mercado de las empresas alicantinas fuera de la Comunidad Valenciana y de la propia provincia, con unas cifras de facturación que también superan ampliamente a las que consiguen en cualquier otro país extranjero con sus exportaciones.

En concreto, de acuerdo con la información incluida en la base de datos C-Intereg, que elabora el Centro de Predicción Económica, en 2013 las ventas de las compañías alicantinas en Cataluña alcanzaron los 1.028 millones de euros, el 21,5% de todo lo que facturaron a nivel nacional. Una cifra muy alejada de la que consiguen en la segunda región de esta lista, la vecina Murcia, donde ingresaron 644 millones, y el triple de lo que facturaron con sus envíos a Madrid, que sumaron 331 millones.

Igualmente, el mercado catalán también es mayor para las empresas alicantinas que el francés, el principal destino de las exportaciones de la provincia con 846 millones de euros; o que el alemán, donde las ventas acumuladas en 2013 fueron de 434 millones de euros.

A nivel autonómico, las cifras se repiten, ya que Cataluña también es el cliente más importante para la Comunidad Valenciana en su conjunto, al concentrar un 22% de su negocio en España.

Freno a la inversión

Con estos datos no es de extrañar que el presidente de Coepa, Moisés Jiménez, asegure que «la preocupación entre los empresarios es mucha» y que «las consecuencias de una posible secesión de Cataluña serían muy graves». Sobre todo después de que todas las instancias posibles hayan dejado claro que este paso supondría su expulsión inmediata de la UE. «Estamos hablando de la salida natural de la provincia y de la Comunidad Valenciana hacia Europa y, de repente, tendríamos que atravesar una frontera. Sería como cruzar Marruecos», señala Jiménez.

Pero, más allá de este futurible que, además, considera muy improbable, el presidente de los empresarios alicantinos alerta de las consecuencias de la situación de incertidumbre que se vive, y que se agravaría con un triunfo de los soberanistas en los comicios del próximo domingo. «Ya se empieza a notar una cierta contención por parte de los inversores, que no tienen claro dónde van a jugarse su dinero, y eso es algo que no sólo afecta a Cataluña, también ocurre en el resto del país. Además, el aumento de la prima de riesgo también nos encarece a todos la financiación», explica Jiménez.

«La inestabilidad y la incertidumbre siempre son malas compañeras de viaje para cualquier tipo de negocio», coincide el presidente de Cepyme, Cristóbal Navarro, quien cree que la independencia de Cataluña sería, sencillamente, «inasumible» y confía en que se trate sólo de una «herramienta de presión» para conseguir una mejor financiación para esta autonomía.

Desgaste de imagen

En cualquier caso, lo cierto es que los empresarios también empiezan a notar la erosión que el asunto empieza a causar en la imagen del país y, por tanto, de sus productos. «Llevamos años obsesionados con acabar con cualquier tipo de barrera interior en la UE y ahora, cuando llegamos a las reuniones de la sectorial europea, lo primero que nos preguntan es por Cataluña. Es como si no hubiéramos hecho los deberes en casa», asegura el presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, José Antonio Pastor.

Al respecto, Pastor señala que las más perjudicadas en todo este proceso serían las firmas más pequeñas: «Para las grandes asumir los gastos que supondría tener que cumplir con un una nueva regulación resulta más asequible pero, para las compañías más pequeñas, en muchas ocasiones supone renunciar a ese mercado porque no les compensa», explica el portavoz de los jugueteros.

Por sectores, de acuerdo con la información del Ceprede, es el sector textil el que más «exporta» a Cataluña desde la provincia en estos momentos, con algo más de la mitad de todos los envíos, si se suman prendas acabadas, hilaturas, telas y otros materiales. Algo lógico si se tiene en cuenta que Cataluña acapara la mitad del sector textil español y las intensas relaciones que siempre han existido entre las compañías de uno y otro lado.

En segundo lugar se sitúa la industria del caucho y el plástico, con unas ventas a esta autonomía de 90,7 millones; el calzado, con más de 65 millones; la industria agroalimentaria, con 63 millones; o los productores e importadores de material eléctrico, que tienen en Cataluña un mercado de 53,7 millones.

A pesar de la importancia de estas cifras cabe señalar que, a día de hoy, lo cierto es que la balanza comercial entre Alicante y la autonomía gobernada por Artur Mas se inclina del lado de esta última. Así, frente a los citados 1.028 millones que las empresas de la zona venden en Cataluña; a la inversa, las firmas catalanas colocan en Alicante hasta 1.212 millones de euros.

Por eso también hay quien concluye que, tras el parón inicial que podría conllevar para la actividad económica, a la larga la independencia de nuestros vecinos podría resultar incluso beneficiosa para la demarcación. «Ahora mismo Cataluña vende al resto del Estado mucho más de lo que compra. Su salida del euro supondría una oportunidad para las empresas del resto del país, que podrían ocupar el hueco que dejaran en el mercado», señala el profesor de Macroeconomía de la Universidad de Alicante, Alfredo Masó. También podría potenciar aún más el tráfico del puerto de Valencia, que se convertiría en la puerta del entrada desde el Mediterráneo para toda España, y habría otra interesante oportunidad en las empresas que trasladarían su sede «porque eligieron Barcelona como cabecera para operar en todo el país, una condición que ya no cumplirían».

Una opinión que no comparte el catedrático de Economía de la UA Andrés Pedreño, quien señala que las empresas de carácter tecnológico o innovador que ha atraído la capital catalana «difícilmente querrán reubicarse en otras zonas del Mediterráneo español porque no existen las infraestructuras de base que éstas buscan». A su juicio, todo serían pérdidas, a uno y otro lado de la nueva frontera.

Sostener el Estado

A las preocupaciones meramente económicas se añade otra sobre la sostenibilidad del Estado sin los ingresos que Hacienda consigue en Cataluña y que son el origen de todo el problema. «Sin duda una de las más afectadas sería Madrid, donde el peso del empleo público es mayor. ¿Cómo se sostendría?», se pregunta el profesor de Fundesem Federico Ortolá, quien cree que la provincia sufriría menos al contar con una cifra de funcionarios menor entre su población activa. El riesgo estaría en la posible subida de impuestos que habría que afrontar para mantener esas estructuras.

Sea como fuere lo que está claro es que, al menos al principio, todos perderían.

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