El presidente del Partido Popular valenciano, Alberto Fabra, podría tener los días contados al frente del partido. Preguntado ayer sobre la posibilidad de que su elección como senador territorial por la Comunidad Valenciana pueda acelerar su salida como máximo responsable autonómico de los populares, Fabra explicó que está «a disposición del partido, para que esté lo más engrasado posible de cara a las elecciones generales». Las Cortes eligen hoy senadores territoriales a Alberto Fabra y Rita Barberá, por el PP, Joan Lerma (PSPV), Carles Mulet (Compromís), Luis Crisol (Ciudadanos) y Pilar Lima (Podemos).

La respuesta de Fabra casa con las sensaciones que últimamente se trasladan desde su entorno en el sentido de que el expresidente de la Generalitat habría hecho ya las maletas para dejar las riendas de su formación y de este modo provocar un revulsivo en el PP de cara a las generales. Acudir a esa cita con un liderazgo amortizado no ofrece a Génova garantías de lograr el mejor resultado posible. Fuentes del PP explicaron a este diario que el expresidente acelerará su relevo respecto a los plazos anunciados inicialmente.

Su intención inicial era marcharse tras la debacle electoral del 24-M que dejó al PP sin la Generalitat y fuera de decenas de alcaldías. Pero Madrid no se lo permitió para evitar trasladar la sensación de que se producía una desbandada interna a la espera de los comicios generales de noviembre en los que Mariano Rajoy y la formación se juegan el futuro y la estabilidad. En esa tesitura, el hasta ahora jefe del Consell retrasó su marcha hasta el próximo congreso para el que, como poco, queda algo menos de un año. Pero ahora, sin embargo, los movimientos internos apuntan a un nuevo cambio de planes.

El propio Fabra manifestó en las Cortes que «siempre» dijo que no iba a presentarse al próximo congreso regional y que lo que desea es «ayudar al partido para que en esta transición las cosas se puedan hacer lo mejor posible». «Y eso es también lo que he trasladado a Madrid», apostilló. En este punto, recalcó que está «en contacto permanente» con la dirección nacional del PP«para buscar la mejor fórmula» y agregó que las decisiones que se adopten serán «de mutuo acuerdo». Cuando se le planteó si esto supone «un paso atrás» respecto a su intención inicial de conservar la presidencia del PP hasta el congreso, dijo que «siempre» defendió que había que «buscar la fórmula para ser lo más efectivo posible». Matizó, con todo, que «no hay nada acordado ni cerrado», por lo que rechazó dar nombres de sus posibles sustitutos. «Estamos abiertos para que esa transición sea lo mas fácil y productiva posible», concluyó.

Con todo abierto, en las «quinielas» internas del PP vuelven a aparecer los nombres de las exconselleras María José Catalá e Isabel Bonig como principales candidatas para hacerse con el control de la formación que, a la vuelta de las vacaciones, tendrá que empezar a cuadrar las candidaturas para las elecciones generales.