Convertida en el último gran bastión de un PP acorralado por la izquierda al mando de la Generalitat y de los principales municipios, la Diputación volverá a intentar recuperar un discurso de corte político que perdió por completo durante la última etapa de Luisa Pastor al frente del Palacio Provincial en la que se primó el tono bajo y el perfil técnico. César Sánchéz eligió ayer al exalcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, como el número dos de su equipo de gobierno. Será vicepresidente primero con una misión clara: estará centrada en la vertebración de las comarcas, la cohesión territorial y el municipalismo. Traducción: crear un contrapoder desde Alicante para hacer frente al nuevo Consell de los socialistas y Compromís que, al menos de salida, tendrá a su favor un periodo de gracia y el desgaste al que se someterá al PP con las batallas internas que se avecinan por la sucesión tanto en la Comunidad Valenciana como en la provincia.
César Sánchez aún no tiene perfilado el reparto de las competencias entre los quince diputados del nuevo equipo de gobierno del PP -el representante de Ciudadanos, Fernando Sepulcre, actuará como colaborador necesario pero sin entrar, al menos de momento, en la gestión- y, de hecho, en las últimas horas ha mantenido contactos individualizados entre sus diputados para ir pulsando el interés por una u otra área. Esa distribución podría concretarse antes de que finalice la semana. Pero el también alcalde de Calp necesita un vicepresidente para que le ayude a poner en marcha la arquitectura de funcionamiento del Palacio Provincial. Apenas 72 horas después de su toma de posesión, César Sánchez firmó el decreto de nombramiento de Eduardo Dolón. De la autonomía con la que empieza a trabajar el nuevo mandatario provincial sólo un detalle: la decisión cogió por sorpresa a amplios sectores del PP, que ni tan siquiera la conocían.
Aún con todo en mantillas y a las puertas del inoperante mes de agosto, César Sánchez no ocultó la intención que esconde el nombramiento de Dolón. «Una vicepresidencia política centrada en la vertebración y cohesión territorial de la provincia así como en el municipalismo», destacó el titular de la Diputación en un comunicado. Es un secreto a voces que el mandato de Luisa Pastor se ha caracterizado por la falta de un discurso propio desde la Diputación. Alberto Fabra, entonces al mando del Consell, prefería dirigentes que evitaran la reivindicación frente a Valencia una vez pasada la etapa de Joaquín Ripoll. Ahora todo cambia. La corporación provincial es la última trinchera defensiva de los populares frente a la suma de la izquierda. Así que toca volver a hacer política y la misión de Eduardo Dolón -cuyo nombre también se barajó como alternativa a José Císcar en la presidencia- será encarrilar ese discurso.
Aunque César Sánchez no desveló las competencias del gobierno sí dejó alguna pista del que será, junto al citado Eduardo Dolón, su núcleo duro en el gobierno. De hecho, mombró, además, como miembros de la Junta de Gobierno a Alejandro Morant, Pascual Díaz, Miguel Zaragoza, Juan Molina, Mercedes Alonso, Adrián Ballester, César Augusto Asencio y Carlos Castillo. Estos últimos cuatro se da por seguro que ocuparán puestos de relevancia en el nuevo organigrama. Quedan fuera Javier Sendra, Jaime Lloret, Paco Sáez, Sebastián Cañadas y Bernabé Cano, vetado por C's hasta que se resuelva su imputación.
En una nota, el presidente de la Diputación apuntó que la gestión de esta mandato será labor de todo el equipo de gobierno, a la que es importante dotar de contenido para ser «lo más resolutivos y ágiles posibles en la toma de decisiones». Asimismo, recalcó que el municipalismo de proximidad, la asistencia a los colectivos y la atención a las personas centrará la acción de gobierno de la corporación provincial.
