El candidato del PSPV a la Presidencia de la Generalitat, Ximo Puig, adelantó ayer que en su discurso de investidura reclamará al Gobierno central la financiación que le corresponde a la Comunitat. Puig admitió las grandes dificultades económicas de la Comunidad, que está «en números rojos» pero aseguró que desde la «convicción del trabajo bien hecho» conseguirán que los valencianos sean «ciudadanos de primera». Puig mantuvo que no va a «tolerar más» que sigan «marginando y discriminando» a los valencianos, y envió un mensaje al ministro de Hacienda: «Si el señor Montoro piensa que puede continuar insultando la inteligencia de los valencianos, no va a ser así». «Los valencianos no quieren ser más que nadie», pero ha insistido en que quieren los mismos recursos para poder hacer posible que los valencianos tengan servicios públicos «de calidad». Puig explicó que tienen que levantar la hipoteca económica de dos maneras: «Haciendo un gobierno mucho más eficiente y eficaz, sin despilfarro», y por otro lado, exigiendo a Madrid que le dé a la Comunidad lo que le corresponde. Precisó que de la hipoteca de 40.000 millones, hay una parte que «corresponden a la deuda histórica» y que no están «dispuestos a renunciar a cobrar». Por su parte, el síndic socialista en las Cortes, Manuel Mata, calificó de «impresentables e inaceptables» las amenazas del ministro «cuando son precisamente las comunidades incumplidoras las que se han visto humilladas y castigadas por su sistema de financiación». Desde el PP, Isabel Bonig contestó a Mata que fue Zapatero el responsable de la infrafinanciación.

Mientras, el diputado de Compromís en el Congreso, Joan Baldoví, criticó el «chantajismo político» del ministro y manifestó que «no proceden sus amenazas ahora que ha habido un cambio de Gobierno en la Generalitat». Baldoví responsabilizó al Consell popular del caos económico y los impagos a los proveedores.