Es pronto para determinar las distintas áreas en las que se configurará la Generalitat. Más aún para ponerles nombres. En todo caso, las dos circunstancias irán unidas. No será un reparto de conselleries para que luego cada cual rellene la casilla como le plazca. Uno de los extremos que deberá resolver la negociación es si Educación y Cultura conforman una sola conselleria o se desgajan en dos. Los socialistas prefieren un solo departamento, pero las exigencias de ambas partes podrían abocar a dos conselleries. Quizás uno de los nombres más seguros para ser conseller si Educación es gestionada por el PSPV es el de Miguel Soler, vicesecretario de Educación, Formación y Ocupación en la ejecutiva de Ximo Puig.

Soler tiene experiencia en la gestión. Ha sido director general de Formación Profesional desde 2008 a 2011 con Zapatero y ya en 1992, con Rubalcaba de ministro. Goza de un reconocido prestigio en el sector de la enseñanza, tiene una excelente relación con los sindicatos, además de ser una de las personas de máxima confianza en el equipo de colaboradores del futuro presidente de la Generalitat.

En Compromís suena el nombre de Vicent Marzà como posible conseller en el caso de que sea la formación de Oltra la que gestione el departamento de Campanar. Es el cabeza de lista por Castellón y está muy vinculado con Escola Valenciana. Hacienda, Economía y Territorio serán las grandes áreas por las que batallarán los socios en la negociación. El pacto del Consell se traducirá en el nombramiento de Enric Morera como presidente de las Cortes. Relevará al recién nombrado Francesc Colomer, al que Puig situará en un cargo en el nuevo Gobierno autonómico.