Después de veinte años de hegemonía casi absoluta en las principales instituciones, las elecciones municipales y autonómicas celebradas ayer certificaron el hundimiento del PP en la provincia y en la Comunidad el hundimiento del PPcercado por los casos de corrupción, golpeado por el impacto de la crisis económica y sacudido por el descontrol en la gestión de la Generalitat. Los populares se desmoronaron y perdieron la mitad de sus votos -unas 600.000 papeletas- tanto en los municipios como en las Cortes con un resultado -alrededor del 26%- que les hace retroceder a un nivel de respaldo popular de hace tres décadas. Un auténtico terremoto para un partido que había convertido las instituciones en una capa más de su piel. En unas elecciones que suponen otro golpe más al bipartidismo, los socialistas vuelven a cosechar otro fuerte retroceso -sufren otra sangría y pierden uno de cada tres votos autonómicos- hasta el punto de firmar los peores resultados de toda su historia y de ver amenazado el liderazgo de la izquierda a raíz del espectacular avance de Compromís, que se queda a poco más de dos puntos de una segunda posición en las Cortes que conserva Ximo Puig por la mínima. Paradojas de la política, sin embargo, el PSPV podría volver a gobernar la Generalitat y municipios tan importantes como Alicante o Elche si la izquierda logra entenderse y llegar a acuerdos.

La magnitud de la debacle de los populares es de tal calibre que, por ejemplo, pierden nueve de sus veinte diputados autonómicos por Alicante y 24 en toda la Comunidad; tienen muy difícil conservar la alcaldía de la capital, donde la izquierda -PSPV, Guanyar y Compromís- suma mayoría absoluta y además se deja nada menos que diez de sus 18 ediles; es muy complicado que mantengan el gobierno de Elche; y también se quedan en minoría en Sant Vicent del Raspeig, el municipio que gobierna Luisa Pastor, a la sazón presidenta de la Diputación. La debacle del PP no sólo ha dejado la Generalitat en manos de la izquierda -cinco diputados por encima de la mayoría absoluta entre los socialistas, Compromís y Podemos- sino que además ha terminado por arrastrar también a los candidatos municipales. A ello cabe sumar, además, que Valencia, casi seguro, quedará en manos de Compromís, impulsada por la figura de su líder Mónica Oltra como símbolo del cambio.

La mezcla de corrupción -la debacle en la Novelda de Milagrosa Martínez y en la Xàtiva de Alfonso Rus son la prueba-, la crisis económica y la gestión del gobierno de Mariano Rajoy se ha convertido, al final, en un cóctel explosivo que ha pasado factura a los populares de la Comunidad y la provincia en una situación tan delicada que, con toda seguridad, les conducirá hacia fuertes convulsiones internas. Los socialistas sufren también un importante retroceso pero, sin embargo, pueden amortiguar su incensante goteo a la baja con la posibilidad de formar parte de numerosos gobiernos locales y también de la Generalitat a través de los pactos electorales.

Los acuerdos políticos, desde luego, serán la clave en las próximas semanas hasta que el próximo 13 de junio se constituyan todos los ayuntamientos y, sobre todo, hasta que se pueda formar un nuevo gobierno autonómico, un procedimiento que arrancará el 11 de junio con la primera sesión del parlamento. De hecho, al margen de la Generalitat, la inmensa mayoría de las instituciones están a expensas de los pactos postelectorales en un escenario de fragmentación. De hecho, de las 26 poblaciones con más de 20.000 habitantes de la provincia de Alicante, sólo en cuatro -Villena para Los Verdes, La Nucía para el PP y Xàbia junto a l'Alfàs del Pi para los socialistas- contarán con mayoría absoluta, el resto se tendrán que dilucidar con acuerdos, incluidas, al margen de Alicante y Elche, ciudades como Benidorm, Torrevieja, Orihuela, Alcoy, Dénia y también Elda. Casi la mitad de las alcaldías de la provincia, de forma global, estarán pendientes de los acuerdos. El nivel de fragmentación es tan grande que hay consistorios, incluso, con hasta ocho fuerzas como El Campello.

Junto a la hecatombe del PP, el retroceso socialista, la irrupción generalizada de Compromís, las elecciones a su vez han confirmado la entrada en la escena política tanto de Ciudadanos -cuarta fuerza autonómica y con un resultado espectacular en la ciudad de Alicante- como de Podemos -trece diputados en las Cortes-, aunque, es cierto, con un menor impacto del que, en un principio, les vaticinaban las encuestas. Los comicios, de esta manera, también suponen la defunción, al menos en su actual versión, del proyecto político de EU. Estará fuera del hemiciclo autonómico por primera vez desde que se aprobó el Estatuto de Autonomía y, como marca política, ha quedado borrada del mapa. Únicamente ha resistido en aquellas localidades, como Alicante y San Vicente donde iba de la mano de Podemos. Hablaron ya las urnas. Ahora es el momento de la política.