Gabriel Echávarri intenta marcar distancias con el plan Rabasa

Estuvo arropado, entre otros, por la vicepresidenta de la Mesa de las Cortes, Ana Barceló; el vicesecretario provincial y diputado en Madrid, Herick Campos; o el portavoz adjunto del grupo municipal socialista, Manuel Marín.

Echávarri aprovechó la convocatoria para intentar marcar distancias con el plan Rabasa, el «pecado original», como el propio diputado lo ha definido, de su partido. Y lo hizo contando con la presencia del abogado Juan Antonio Román, exsecretario general de los socialistas alicantinos, dimitido a los ocho meses de llegar al cargo después de que los concejales socialistas, con Blas Bernal y Ángel Franco a la cabeza, decidieran en abril de 2005 respaldar el primer trámite de la concesión del plan urbanístico de Rabasa al promotor Enrique Ortiz, imputado ahora junto a la alcaldesa Sonia Castedo en el sumario que investiga el supuesto amaño de ese macroproyecto a favor del citado Ortiz.

Las revelaciones sobre Rabasa, apuntando a Franco y a Bernal, han removido los cimientos de la agrupación socialista. De ahí que los tres aspirantes a las primarias estén intentando marcar distancia por completo con este asunto. Con esa foto, Gabriel Echávarri intenta, efectivamente, distanciarse del debate urbanístico para tratar de centrarse en las propuestas.

Gabriel Echávarri, de hecho, centró su intervención en el cambio que, a su juicio, debe registrar Alicante para salir de la crisis en la que está sumida y convertirse en un «espacio de oportunidades». «El Ayuntamiento de Alicante tiene que ser un motor del profundo cambio que necesita esta ciudad. Tiene que ser una institución cercana que tenga una actitud proactiva para favorecer la formación y el empleo. No podemos perder más tiempo», aseguró antes de avanzar algunas de sus propuestas como, por ejemplo, la creación de una fundación para la promoción turística o la apuesta por medidas reales de igualdad social.