El PP buscará el respaldo de la oposición para alcanzar la mayoría cualificada y así poder aprobar una nueva propuesta de reforma del Estatuto. Hoy llevarán a la Junta de Portavoces de las Cortes la creación de una comisión que empiece a trabajar en la redacción con la idea de que se apruebe en pleno antes de agosto. Los populares plantean ahora un cambio en la ley electoral para que un tercio de los escaños se elijan de forma directa, algo con lo que intentan, en parte, amortiguar su posible retroceso en las urnas en 2015; acabar con el aforamiento de los parlamentarios; y reducir el hemiciclo autonómico de 99 a 79 diputados. Cabe recordar que, en estos momentos, en el Congreso de los Diputados ya hay pendiente de debate desde hace tres años una propuesta para cambiar la Carta Magna de los valencianos y paliar, al menos en parte, el expolio de la financiación y de la falta de inversiones. Los populares han aplazado en varias ocasiones ese trámite. Así que esta iniciativa del PP «suena» a un intento de tapar la crisis política que sufre la Generalitat y de «sacar» un titular en contra de la oposición.

De puertas hacia fuera, los populares dicen que su intención es «revolucionar la vida pública, para garantizar que los ciudadanos tienen voz y que su voto garantiza una representatividad real». La propuesta se debatirá en el último pleno de la Cámara autonómica antes de las vacaciones de verano con lo que los trabajos, como pronto, no se iniciarían hasta octubre. Demasiado poco tiempo para llegar a un acuerdo antes de que llegue el final de la legislatura. «Valentía y compromiso» son los términos en los que el síndic del PP en las Cortes, Jorge Bellver, se manifestó para pedir el apoyo de la oposición en la constitución de esa comisión de reforma del Estatuto que pretende el PP. «Habrá un hueco en aras del acuerdo para cualquier otra medida que contribuya a mejorar nuestra calidad democrática» ya que la iniciativa «nace con voluntad de diálogo». Bellver pidió que la oposición «no se esconda tras posiciones extremas ni rehuyan del debate» y criticó con dureza a la «izquierda radical» diciendo que «le encanta hablar de revoluciones pero solo si las protagoniza su casta (...). La realidad es que no le gusta que los ciudadanos participen en la vida pública». Los grupos de la oposición, sin embargo, consideran que se trata de una cortina de humo. Los socialistas ya han advertido que no entrarán al trapo como tampoco tiene mucha disposición Compromís, según explicó su síndic parlamentario, Enric Morera. Para EU, dijo Marga Sanz, se trata de «ruído» y de un debate alejado «de los problemas reales de los ciudadanos».