En la jornada más grande de las fiestas de Hogueras y en la escenografía en la que se siente más cómoda, la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, avivó un poco más, si cabe, el debate sobre su futuro político en 2015. Y, desde luego, la primera edil lo dejó más abierto que nunca.

Evidenció que tiene intención de continuar su carrera y alimentó todavía más las especulaciones sobre una hipotética aventura política al margen del PP. «Sigue el run-run sobre la creación de su propio partido político...», le recordaron a la alcaldesa durante una entrevista de 17 minutos en la cadena Ser. «No sólo sigue el run-run... va a más. Cada vez hay más gente que me lo dice por la calle...», soltó Castedo en una clara advertencia a la cúpula popular de la Comunidad Valenciana, que insiste en sacar a los imputados de las candidaturas electorales. La primera edil, como se recordará, está encausada por tres delitos en el sumario de una de las piezas de la operación Brugal que investiga el supuesto amaño del planeamiento urbanístico de la capital alicantina.

En su intervención ante los micrófonos de Radio Alicante, Castedo puso encima de la mesa todos los elementos que la convierten, al margen de sus problemas judiciales, en una dirigente política con un innegable tirón electoral. Proclamó su condición de «festera» y marcó distancias frente a los políticos, de todos los partidos incluído el PP -«no hago ninguna diferencia», subrayó-, que se «plantifican el traje una vez al año» para sacar rédito político de las Hogueras; sacó pecho por el respaldo ciudadano a su figura: «Me satisface. Es mucha la gente que te quiere y que separa las siglas. Qué importante es en las elecciones la persona al margen de las siglas que te puedan acompañar»; y se presentó, en cierta medida, como una víctima de un sistema que ha «prostituído» el término imputado. «Pediría a la Justicia que se sentara y se lo planteara (...) El daño ya está hecho», se lamentó.

Admitió que, en alguna ocasión, se ha planteado arrojar la toalla por el «sinvivir» de un procedimiento judicial que dura, como apuntó ella misma, desde 2008, pero, en todo caso, se mostró dispuesta a continuar adelante reconociendo, además, que «me he vuelto muy rencorosa». «Creía que no lo era. Pero quiero que se devuelva el mismo daño a quien me lo ha hecho», aseveró. Aunque se mostró convencida de que el debate interno en las filas del PP por su candidatura municipal se alargará hasta el próximo febrero y trató de quitarse de encima presión asegurando que «ni me ocupa ni me preocupa», sí reconoció la alcaldesa con un rotundo «sí» que le gustaría ser candidata de nuevo. «Soy política por convicción y devoción», espetó para, a continuación destensar la cuerda. «Pero si no lo soy, no pasa absolutamente nada», dijo antes de responder a los movimientos que, desde hace meses, se le atribuyen para encabezar su propia opción política en el supuesto de que el PP la aparte de las listas por su imputación. «Cada vez me lo dice más gente por la calle...», tiró la piedra la primera edil para luego esconder la mano. «Pero tampoco voy a entrar en esa polémica», concluyó para dejar todas las puertas abiertas. «¿Si está imputada será candidata?», le preguntaron. «Y si no lo estoy a lo mejor tampoco...», respondió. ¿Llegada de Ikea? Respaldo total «para los ciudadanos» y aunque beneficie a Enrique Ortiz: «El dueño del suelo puede cobrar lo que le dé la gana».