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Fabra pacta con los barones y coloca a Isabel Bonig como número dos del PP

Habrá más cambios en la estructura de la formación a la espera de buscar una salida a Serafín Castellano

Fabra y Bonig en una imagen de archivo INFORMACIÓN

La consellera de Infraestructuras, Isabel Bonig, tomará el relevo de Serafín Castellano al frente de la secretaria general del PP tras un acuerdo alcanzado ayer durante una comida entre el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, los barones provinciales Alfonso Rus, José Císcar y Javier Moliner; y la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Con esta decisión, confirmada en un comunicado de prensa, se consuma el sacrificio de Castellano, el chivo expiatorio de la debacle electoral en las europeas. La pérdida de casi medio millón de votos ha obligado a Fabra a hacer cambios en su Gobierno (el viernes nombró a Maria José Catalá portavoz del Consell en sustitución de Císcar) y en el partido. Además, por primera vez desde que tomó las riendas del PP, Fabra ha tenido, obligado por Génova, que pactar con los presidentes provincialesá. Esta circunstancia evidencia la debilidad un presidente que todavía no ha sido confirmado como cabeza de cártel para las autonómicas de 2015 y que está al albur de lo que la dirección nacional decida después del verano en función de las encuestas.

La decisión de poner a Bonig al frente del partido se produjo después de una reunión de más de cinco horas en un restaurante de Valencia. Durante el encuentro se descartaron los nombres de César Sánchez, vicesecretario del PP y alcalde de Calp; y el de la diputada nacional Marta Torrado. Bonig era la favorita del Palau y la que suscitó más consensos a pesar de que es una de las apuestas más arriesgadas desde el punto de vista jurídico. La consellera de Infraestructuras (conservará su cargo en el Gobierno) es muy valorada en el partido por su arrojo, y dotes de liderazgo, pero tiene un problema: no figura en la lista de los 22 vocales elegidos en el congreso celebrado en Alicante hace dos años y que, según los estatutos del partido, conforman la «cantera» de la que debe ser elegido el secretario general. Fabra tiene el compromiso de los dirigentes provinciales y de la alcaldesa de no promover la impugnación, pero ayer ya había voces que advertían que el encaje jurídico es complicado.

El comunicado del PP informó del acuerdo «desde la unidad, la coordinación y el compromiso expreso» de elevar a la Junta Directiva del partido que Isabel Bonig asuma las funciones de la secretaría general. La intención del presidente es cerrar la crisis en el partido a la mayor brevedad. Esta misma semana podría formalizarse el nombre de Bonig como vocal y en unos días convocar el máximo órgano del PP para ratificar los cambios en la calle Quart.

El relevo comportará la salida de los más estrechos colaboradores de Serafín Castellano, según las fuentes consultadas. Los cambios están sobre la mesa pero no están cerrados. Cada dirección provincial propondrá los suyos y se tomarán nuevas decisiones. Fabra tendrá que hacer hueco con el fin de recuperar el equilibrio territorial. El nombramiento de Bonig deja sobrerepresentada a Castellón. Algunas fuentes apuntaban ayer que el secretario provincial de Valencia, Vicente Betoret, podría sustituir a César Sánchez, una forma de compensar el escaso peso de Valencia. Sin embargo, fuentes del entorno del barón provincial descartaban esta posibilidad. Habrá otros nombres sobre el tapete. También se habló de política. Algunos barones, como Alfonso Rus, abogaron por ser más reivindicativos ante Madrid y exigir con más ahinco la financiación e incluso la deuda histórica. Fabra, por su parte, insistió, según las fuentes consultadas en dar una salida «digna» a Castellano. El presidente sigue apostando para que vaya a la Delegación de Gobierno, pero desde Madrid se resisten y podrían optar por el relevo natural de Luis Santamaría.

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