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La Generalitat ya paga casi 4,5 millones todos los días por los intereses de su deuda

El Consell cierra el primer trimestre de 2014 con abonos para cumplir con los bancos por cerca de 400 millones, un 30% más que hace un año

La Generalitat ya paga casi 4,5 millones todos los días por los intereses de su deuda

Los intereses de su astronómica deuda se comen a la Generalitat. Lejos de reducirse ese lastre a raíz de la moderación de la prima de riesgo, el Consell cierra el primer trimestre de 2014 con una carga insoportable: ya paga casi 4,5 millones todos los días en intereses para cumplir con las entidades financieras a las que adeuda, conforme a los últimos datos del Banco de España, más de 30.000 millones, la friolera de cinco billones de las antiguas pesetas. El impacto de los fondos de rescate -los préstamos con los que el Gobierno de Madrid «ayudó» a la Generalitat a costa de aumentar aún más la «bola» con los bancos- empieza a condicionar por completo la ejecución del presupuesto autonómico para 2014, que habrá que ajustar ahora en otros 1.000 millones para poder cuadrar el objetivo de déficit.

De acuerdo con los datos de la tesorería correspondientes al primer trimestre de 2014, la Generalitat reconoce pagos como gastos financieros en ese periodo por importe de 394,1 millones de euros. Crece a ritmo de cerca de 132 millones por mes. Eso supone que cada 24 horas, la Generalitat tiene que sacar de sus arcas nada menos que 4,42 millones para poder estar al día con los bancos y esquivar con ello los impagos de deuda que le llevarían al temido «default». Los números son muy superiores a los que se registraron hace ahora un año con lo que la Generalitat está atada de pies y manos: supeditada las órdenes de Cristóbal Montoro y condicionada por el pago a los bancos. En el primer trimestre de 2013, de hecho, el Consell de Alberto Fabra reconoció abonos, de acuerdo con los datos de la tesorería, por importe de 301,9 millones, un 30% menos que un año después. Cada día la Generalitat necesitaba, como en su momento también informó este periódico, nada menos que 3,3 millones para hacer frente a los intereses de ese inmenso «boquete» de deuda. Todo es susceptible de empeorar. Ahora esa cuantía se acerca a los 4,5, 750 millones de las antiguas pesetas.

No se trata de una cantidad menor. Ni mucho menos. La cuantía anual que el Ejecutivo de Alberto Fabra dedica a saldar cuentas con los bancos es tan grande que, de facto, es la tercera conselleria con más presupuesto por delante de Bienestar Social. Sólo Sanidad y Educación -las dos principales competencias autonómicas- tienen consignados más fondos que la partida para saldar los intereses que genera el endeudamiento de la Generalitat. Con 4,5 millones al día, por ejemplo, se cubriría el presupuesto global para Turismo en apenas 17 jornadas; y el de la Diputación, sin ir más lejos, en apenas dos meses.

¿Por qué se ha llegado a esta situación? Cabe analizar este escenario por dos vías. Si atendemos al incremento registrado en el último ejercicio, debe atribuirse, desde luego, al impacto de los fondos de rescate avalados por el Gobierno. No eran ayudas a fondo perdido sino préstamos que se debían retornar a los bancos. Ahora se pagan las consecuencias de un rescate en el que la Comunidad fue una de las autonomías que más recurrió a la respiración asistida.

Con perspectiva, sin embargo, debe achacarse parte de esa losa que arrastra la Generalitat a los excesos en la gestión durante las dos últimas décadas de mando en plaza del PP. Pero también a la infrafinanciación de la Comunidad con un expolio a las arcas autonómicas de casi mil millones anuales y con la acumulación de una deuda histórica de Madrid con el Consell que, de acuerdo a los cálculos del grupo de expertos de las Cortes, se acercaría los 13.500 millones, cantidad que, sin embargo, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se niega a reclamar a Mariano Rajoy.

Hasta las agencias de crédito -muy críticas en los últimos años con la situación de las finanzas de la Generalitat- reconocen ahora que, efectivamente, la Comunidad es la más perjudicada en el reparto de la tarta de la financiación autonómica, cuya reforma el PP baraja retrasar hasta después de las elecciones generales de 2015 para no abrir antes de los comicios un melón que acabará generando fuertes tensiones entre sus barones territoriales. Fitch, en su última comunicación, alerta del «bajo nivel» de financiación desde el Estado, como ilustra que los ingresos operativos per capita estén un 15% por debajo de la media de las otras 14 autonomías que funcionan con el régimen común. Es decir, todas menos el Pais Vasco y Navarro, que disfutan de un sistema propio que les permite recaudar directamente y entregar una parte a Madrid. La agencia de calificación crediticia, que ha mantenido encuentros con el conseller Moragues, subraya los «significativos» y «profundos» esfuerzos realizados por la Comunidad para reducir su gasto operativo, que se redujo un 11% durante 2013.

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