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También la de anticatólico

El PP instruye a sus cargos para colgar al tripartito la etiqueta de violento y anticatólico

Los populares dedican casi la mitad de su argumentario para las europeas a atacar con dureza una futura alianza entre el PSPV, Compromís y EU y la califican de un «riesgo» para la democracia

El PP instruye a sus cargos para colgar al tripartito la etiqueta de violento y anticatólico

El PP se la juega y ha decidido convertir la batalla en la Comunidad de las próximas elecciones europeas en una primera vuelta de los decisivos comicios autonómicos y municipales de dentro de un año. El argumentario elaborado por los populares valencianos para la cita con las urnas que elegirá a los 54 representantes de España en el hemiciclo de Bruselas dedica 8 páginas -casi la mitad del documento- a instruir a sus cargos públicos con un durísimo decálogo contra el «tripartito» -la posible alianza entre el PSPV, Compromís y EU que puede desalojar a Alberto Fabra del Consell- hasta el punto de que, entre otras cosas, se alecciona a los dirigentes del PP para que cuelguen a las fuerzas políticas de izquierdas la etiqueta de violentas y anticatólicas. «El tripartito supone un riesgo para el bienestar, la economía, la estabilidad de las instituciones y, en definitiva, para la democracia española», concluye el detalle de ese argumentario al que ha tenido acceso este periódico.

La cúpula popular lleva ya meses usando, de facto, el discurso contra ese hipotético acuerdo -la alternativa más probable, como apuntan todas las encuestas, de alejar al PP de la Generalitat después de dos décadas- y el anticatalanismo casi como la única arma para reactivar a su alicaída militancia, tratar de movilizar a su electorado, y, por extensión, intentar frenar una sangría de votos que, sin embargo, vaticinan los sondeos que se han publicado hasta ahora. Ese «soniquete», de hecho, ya se escucha desde que arrancó el curso político. Y a falta de gestión para «vender» con un Consell en quiebra, la dirección del PP se ha lanzado en cuerpo y alma a intentar desgastar a la alternativa. Así que el argumentario para las europeas, distribuído entre cargos públicos y orgánicos del PP en toda la Comunidad, confirma la estrategia de Fabra de plantear la batalla de las autonómicas de lejos y sobre dos ejes: una incipiente mejora de la actividad económica frente a la herencia que dejó el gobierno socialista de Zapatero y presentar el «tripartito» como el demonio.

Bajo el epígrafe «No votar al PP o abstenerse es votar a la izquierda radical: un decálogo para rechazar al tripartito», los populares lanzan su artillería más gruesa contra la oposición. «Todo lo que no sea votar al PP es dar oportunidad al tripartito (asociación entre socialistas, catalanistas y la ultraizquierda radical), es caminar hacia la catástrofe», apuntan. La cúpula del PP, con Alberto Fabra a la cabeza, alimenta su decálogo con propuestas de la izquierda que, según ellos, son un «riesgo» para la democracia y con referencias a intervenciones parlamentarias y hemeroteca tanto de los socialistas como de Compromís y EU.

De acuerdo con la tesis del PP, el «tripartito» no defiende ni la Constitución ni el actual modelo de Estado; está a favor de la quiebra del Estado de Derecho; no cree en la democracia occidental; se «carga» la seguridad financiera y la libertad de empresa; sus propuestas, en caso de llegar a gobernar, conducen al «desastre» económico, despilfarro e ineficacia en la gestión; promueven la violencia; atacan las señas de identidad de la Comunidad Valenciana; atentan contra la libertad de elección de centro educativo y defienden un modelo educativo «fracasado» al tiempo que son contrarios a la eficiencia en la gestión sanitaria; propugnan el anticatolicismo contra la Iglesia; y, además, no garantizan, subraya el PP, ni siquiera su propia estabilidad interna.

Algunas de estas claves, de hecho, ya las vienen usando los dirigentes del PP desde hace tiempo, especialmente, las que avivan el debate sobre las señas de identidad, discurso recurrente que los populares están convencidos de que les suministra votos.

El argumentario, por contra, no aporta soluciones ni sobre la corrupción, lacra que azota al Consell y al PP; ni tampoco sobre el empleo. Son los dos grandes problemas ciudadanos, según las encuestas. Las investigaciones por corrupción que lastran a los populares ni siquiera se citan y sobre la creación de ocupación, el documento no va más allá de algunas propuestas vagas sobre el empleo juvenil. Una lucha electoral europea que se convierte así en la práctica en una primera vuelta de las autonómicas de 2015.

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