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El deterioro del PP y del Consell alimenta las dudas sobre la candidatura de Fabra en 2015

El dirigente popular pasa de autoproclamarse aspirante a la Generalitat hace cinco meses a decir con cautela que le «gustaría» intentar optar a otro mandato en los comicios de dentro de un año - El debate sobre un relevo del presidente se extiende día a día entre cuadros de la formación

El presidente Fabra junto a los consellers Llombart y Buch hace unos días en los toros. J. C. Cárdenas (EFE)

Las dudas sobre la candidatura de Alberto Fabra a la Generaltiat en los comicios de 2015 ya no son, únicamente, elemento de conversación en corrillos de la cúpula del PP. Esa posibilidad se ha extendido entre cuadros populares a la vista del deterioro progresivo que sufre día a día la imagen de una estructura lastrada por la corrupción, de un Consell con la gestión casi paralizada y de un presidente que, como le ocurrió a Fabra el pasado domingo en su feudo de Castellón durante la tradicional Romeria de les Canyes, sólo puede salir a la calle con escolta policial. A menos de dos meses para las elecciones europeas, ese test en las urnas -a sabiendas de que poco tiene que ver con unas autonómicas- va a marcar una tendencia clara en la Comunidad de cara a 2015. Y dirigentes populares consideran que el PP todavía está a tiempo de reaccionar pero sólo si se produce un brusco golpe de timón.

Las dudas sobre la capacidad de liderazgo de Fabra en unos comicios en los que, por vez primera en veinte años, los populares ponen en juego el control de la Generalitat llevan meses sobre el tapete. Las encuestas que manejan en Presidencia arrojan datos catastróficos. El último sondeo, como avanzó este periódico, vaticina una pérdida al PP de hasta 25 parlamentarios y deja el control del Consell en manos de una posible alianza de la izquierda. El monumental lío de Fabra con las «líneas rojas» contra los imputados por corrupción y la falta de empuje de la gestión de la Generalitat -miembros del PP culpan al titular de Hacienda, Juan Carlos Moragues, por el exceso de celo en el control de los fondos; y también apuntan directamente a Fabra por su falta de liderazgo- para impulsar la salida de la crisis ha abierto un debate, hasta ahora más larvado, pero que se ha extendido entre cuadros medios, cargos locales y jóvenes dirigentes del PP. El malestar con Alberto Fabra es especialmente significativo entre parte de los populares alicantinos, quejosos del trato que el presidente ofrece a los zaplanistas, la otra gran facción del partido en la provincia.

Y todo ello, además, se mueve bajo un riesgo: todos ven cada vez más cerca una derrota electoral no sólo en el Consell sino en muchos municipios y consideran necesario un cambio de rumbo. «Todo el mundo está esperando que pase algo», apuntó de forma gráfica un dirigente del PP. El propio Alberto Fabra ha empezado, además, a trasladar una imagen de cierta inseguridad al hablar de su futuro. Cada vez que el jefe del Consell pisa Madrid -otro foco en el que Alberto Fabra no transmite confianza a un sector cada vez mayor de la sede popular de la calle Génova- siempre le preguntan por su candidatura a la Generalitat, un asunto en el que el dirigente del PP ha pasado de autoproclamarse aspirante a un segundo mandato durante un acto interno de los populares a finales de noviembre con el que intentó acallar las voces críticas; a mostrar cautela en sus dos últimas entrevistas con medios de comunicación madrileños.

Ayer mismo, de hecho, tampoco despejó Fabra ninguna incógnita durante una entrevista en TVE. Todo lo contrario aún las alimentó un poco más. «Trabajo todos los días para ser el candidato en las próximas elecciones autonómicas, algo que por supuesto me gustaría que confirmara finalmente el comité electoral del PP», dijo. Fabra, además, se curó en salud y negó por completo, a sabiendas de las encuestas que maneja, que su candidatura dependa del resultado de las europeas. El titular del Consell, de hecho, reconoció que los comicios a la UE suelen ser «críticos» con la formación que gobierna en cada momento. «Será para todos un termómetro», aseveró aunque se mostró convencido de que el PP volverá a cosechar la mayoría de votos gracias a un proyecto «ambicioso e integrador».

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