Llevaban siete meses sin hablar, pero ayer el presidente Alberto Fabra y la extitular de las Cortes Valencianas, Milagrosa Martínez, se vieron las caras. Lo hicieron en privado en los despachos que tiene el Consell junto al hemiciclo. Fabra, que mediante intermediarios no ha logrado que Martínez deje el escaño tras su procesamiento por la rama Fitur del caso Gürtel, se tuvo que arremangar ayer personalmente para hacer valer su autoridad. Presidencia quería que la imagen de ayer no se produjera, pero Fabra tuvo que ir a la sesión de control con Martínez sentada en la bancada popular. Al acabar la cita, Fabra salió del hemiciclo pero, según ha podido saber este diario, se quedó en el edificio para negociar con la diputada. La también alcaldesa de Novelda estuvo ausente durante un buen rato de su escaño. De acuerdo con fuentes del PP, Fabra no consiguió su objetivo y, al menos de momento, no tiene garantías de que Milagrosa Martínez deje el acta o al menos abandone el grupo popular voluntariamente. Un escenario que obligaría a una dramática votación interna para expulsarla. Según fuentes consultadas, la reunión fue tensa e incluso la situación está aún más bloqueada de lo que estaba. No obstante, no se cierra la puerta del todo y se sigue negociando para pactar la salida voluntaria de la exconsellera de Turismo con Camps a la espera del juicio, que arranca en el TSJ el próximo 31 de marzo.

Ayer, poco antes de empezar el pleno, el presidente de la diputación y líder del PP de la provincia de Valencia, Alfonso Rus, buscó a Milagrosa Martínez para hacer visible su respaldo a la exconsellera dándole dos besos ante la mirada de todo el hemiciclo. Fabra todavía no ha había llegado. El gesto de apoyo fue rematado al término de la sesión de control con unas declaraciones en los pasillos en las que Rus reiteró, tal como adelantó este periódico, que no participará en ninguna votación para echar a la exconsellera. El máximo responsable del PP en Valencia ya se mostró crítico con la nueva «línea roja» de Fabra el pasado sábado tras una reunión de partido, pero el martes dio un paso más y en un encuentro con alcaldes manifestó su intención de desoír la eventual decisión de Alberto Fabra de expulsar a la extitular de las Cortes de la bancada popular.

Ayer lo verbalizó delante de los medios de comunicación. «No tengo por qué cambiar mi línea de pensar solo porque alguien crea o los medios de comunicación planteen que queda mejor hacer una limpieza», dijo. «La limpieza la harán los jueces, y cuando los jueces le digan a alguna persona usted es culpable, es cuando se tiene que entrar», añadió. «Esa es mi línea, no sé si la ha seguido alguien o no, pero esa es mi línea», reiteró. Preguntado por la decisión de Fabra de apartar a los procesados, Rus aludió al caso de uno de sus diputados provinciales que fue juzgado. «Si se hubiera ido, no sería diputado ni tampoco alcalde», sentenció. «No me escondo. Cambiaré de idea cuando la prensa o los políticos que presentan denuncias pidan disculpas en los casos en los que un juez afirma que no es culpable», añadió. El desafío de Rus no encontró sin embargo respuesta. El PP descarta medidas disciplinarias y alegaron que su opinión no es nueva.