Ni familiares, ni amigos, ni protestas. El primer día del juicio oral al exconseller de Solidaridad Rafael Blasco y toda su cúpula en el extinto departamento de Cooperación de la Generalitat fue la escenificación del abismo en el que el PP ha dejado caer a quien fue su estratega plenipotenciario y quien le brindó sucesivas victorias electorales desde que cambiara de chaqueta tras ser expulsado del PSPV en los a los años 90. Solo tres familiares presenciaron en directo la jornada en la que se dirimieron las cuestiones previas del proceso. Los periodistas fueron mayoría en la sala de vistas del Tribunal Superior de Justicia.

Blasco llegó al TSJ en un taxi cuarenta minutos antes del inicio de la vista. Al contrario de lo que hizo él en el juicio al expresidente de la Generalitat Francisco Camps, ni su amigo Paco, ni nadie del partido acudió a apoyarle. Hasta su propia esposa, la directora del IVAM, Consuelo Ciscar, prefirió arropar al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, en el Fórum Europa que sentarse en los fríos bancos de la sala donde se dirime si su marido entra en prisión.

Si los partidarios del exconseller del PP entre los años 1999 y 2011 no quisieron estar presentes en la sesión, tampoco lo hicieron sus detractores. Ni un solo ciudadano se manifestó ante el TSJCV en protesta por el saqueo de los fondos de la Cooperación que ha sonrojado a la sociedad valenciana. Eso sí, a media mañana, la Coordinadora Valenciana de ONGD emplazaba a toda la ciudadanía a concentrarse en la calle Justicia s/n el próximo jueves a las 9 horas. Será en esa jornada cuando Blasco se pueda defender, como dijo ayer, de todas las acusaciones que se han vertido contra él.

Los acusados tuvieron que esperar un cuarto de hora antes de ser llamados por el tribunal y poder entrar en la sala a las 9.45 horas. Fue el momento en que se vio cómo continúan las relaciones personales entre los diferentes protagonistas del juicio. Rafael Blasco estuvo en permanente contacto con la que fue su secretaria general en varias consellerias Tina Sanjuán. También hicieron piña con ellos y charlaron antes del juicio Alexandre Català, exsubsecretario de Solidaridad, y Marc Llinares, exjefe de área de Cooperación.

Separado del grupo estuvo Josep Maria Felip, ex número dos de Blasco, quien se acercó a estrechar la mano al exconseller. Éste le dio tres fuertes palmadas a la espalada como símbolo de la buena sintonía que, de momento, todavía mantienen. Felip también saludó a Tina Sanjuán con un beso en la mano. Más distante se mostró el exjefe de gabinete de Blasco, Xavier Llopis, que no habló con nadie y que estuvo toda la vista con la cara desencajada.

La llegada de Tauroni engrilletado levantó la expectación de los allí presentes, acusados y abogados. El empresario encarcelado y Blasco ni se miraron a la cara cuando se cruzaron. Con unos kilos menos, un color de cara amarillento y un traje negro de raya diplomática, Tauroni parecía más el asistente a un entierro que el preso en un juicio.