Como un regalo caído del cielo. Eso es lo que se encontró el Club Baloncesto Lucentum el pasado año debido a un descuido administrativo de la Ciudad de la Luz, según certificó ayer la Sindicatura de Comptes en su informe anual. La empresa pública y la entidad deportiva sellaron un convenio de patrocinio de 300.000 euros para el curso 2010-2011. Por aquel entonces, José María Rodríguez Galant y Elsa Martínez, ex directores del complejo, formaban parte de la directiva del club, tal y como se recoge en crónicas publicadas por este diario. Además, el equipo entrenado por Txus Vidorreta lucía en su camiseta el logo del recinto cinematográfico.

Lo paseó por Barcelona, Madrid, Sevilla, Bilbao... Era la época gloriosa en la Liga ACB. A priori, ese convenio expiraba a la conclusión de la temporada. Sin embargo, no fue así. ¿Por qué? Porque el Lucentum, de motu proprio, siguió exhibiendo el logo de la Ciudad de la Luz en su indumentaria, pero ya sin contrato de por medio. Los responsables del complejo no protestaron. A partir de ahí se produjo un cúmulo de circunstancias que terminaron en otro pago de 300.000 euros de la Ciudad de la Luz al club. Ese abono, sin embargo, no estaba previsto en las cuentas de la empresa.

La Sindicatura de Comptes ha sido la encargada de sacar a la luz este descuido de los responsables del complejo. En el prolijo informe que presentó ayer en las Cortes, el órgano fiscalizador relata el proceso con todo lujo de detalles. Cuando el Lucentum se declaró en concurso voluntario de acreedores al no poder hacer frente a los pagos, un administrador concursal tomó las riendas de la entidad. Y el 13 de abril del pasado año, reclamó esos 300.000 euros a la Ciudad de la Luz. El informe recoge que «era un hecho innegable» que el club había sido soporte publicitario de la imagen del complejo durante la temporada 2011-2012. No obstante, la empresa encargó un informe jurídico a un gabinete externo para determinar si debía abonar esa cantidad o, por el contrario, daba un no por respuesta al administrador concursal.

Los asesores recomendaron pagar. Y Ciudad de la Luz lo hizo. Se dio la paradoja, eso sí, de que el complejo debía suspender su actividad porque una resolución de la Comisión Europea declaró ilegales las ayudas públicas que recibió para su construcción y puesta en marcha. «CDL (Ciudad de la Luz) debería haber adoptado las medidas necesarias para que no se pudiera producir una prórroga unilateral del contrato de patrocinio que no estaba prevista, máxime cuando se trataba de una situación pública y notoria», concluye la Sindicatura de Comptes en su informe.