Apenas un mes después de que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, decretara la clausura de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), el líder del PP en Valencia, Alfonso Rus, evidenció la brecha que la liquidación de la cadena ha generado dentro de los notables populares. Frente al cierre de filas que ordenó Fabra para evitar fugas de votos en las Cortes y aparcar el debate, Alfonso Rus fue el único lider provincial del PP que evitó respaldar en público el final de la emisora -José Císcar y su cúpula lo hicieron acto seguido al fundido a negro- y ahora coloca al jefe del Consell en una tesitura muy complicada. Rus anunció ayer durante el pleno en el que se aprobó el presupuesto de la Diputación de Valencia que impulsará una red de televisiones de ámbito local, comarcal o autonómico para suplir los contenidos «nuestros» que tenía la cadena pública autonómica. Todo un desafío para Fabra, que justificó la clausura de Canal 9 para hacer frente a servicios públicos.

La operación de Rus, que puso en otro aprieto a Fabra al reclamar también a Madrid los 13.000 millones de la deuda histórica que el jefe del Consell se niega a pedir, va en una doble dirección. La institución provincial de Valencia -con un presupuesto anual de 419 millones, más del doble que la de Alicante- quiere, por un lado, financiar a cadenas -sean del ámbito que sean- que primen la programación autóctona -pilota valenciana, fiestas populares o promoción lingüística- o series de éxito como «L'Alqueria Blanca», con ocho capítulos grabados sin emitir, que los productores están intentando lanzar por Internet y de la que Rus elogió su modelo lingüístico. Y, por otro lado, montará una productora propia de programas con contenidos de todos los municipios -tradiciones y entrevistas a alcaldes- de 30 minutos de duración para surtir ese entramado televisivo. En el fondo, se trata de crear una red audiovisual propia cuando resta año y medio para las elecciones autonómicas y municipales. El último barómetro del CIS sobre la Comunidad Valenciana reflejaba, de hecho, que un 20% de los electores del PP -alrededor de 250.000 votantes- se informaba únicamente a través de la televisión pública autonómica. Así que, en estos momentos, esa bolsa de seguidores populares tiene un núcleo de gente que está molesta por la decisión que tomó el presidente la Generalitat.

La institución que encabeza Alfonso Rus también financiará la emisión en valenciano de espacios como el «Oratge» y la información sobre agricultura. Otra línea que se está cerrando es la retransmisión semanal de partidas de pilota valenciana. La Diputación de Valencia comprará la producción de torneos y enviará el vídeo a todas las televisiones comarcales para que las ofrezcan a sus telespectadores. Además de regalarles el contenido, la institución pagará a las cadenas para que emitan estos programas. «Se trata de que el valenciano» y algunos contenidos «más nuestros», insistió Rus, no desaparezcan de las pantallas tras el cierre de Canal 9. «Lo que no se aborde desde la Generalitat, lo haremos nosotros», afirmó el dirigente del PP. No dio ningún plazo todavía, eso sí, para que todas estas propuestas, que aún se están cerrando con las televisiones privadas, empiecen a concretarse.