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Císcar pierde otra vez el pulso

Fabra purga al equipo de Comunicación de Presidencia, incluidos dos cargos próximos al líder del PP de Alicante

El vicepresidente José Císcar, durante su comparecencia de ayer tras el pleno del Consell. Manuel bruque (EFE)

Necesitado de reactivar la imagen exterior del Consell cuando apenas resta año y medio para una cita electoral en la que el PP se juega su continuidad en las principales instituciones, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ejecutó una purga del equipo de Comunicación de Presidencia que devuelve a la sala de máquinas del Palau a parte de los colaboradores de la última etapa de Francisco Camps. Entre ellos, Lola Johnson, exportavoz del Gobierno y al mando de Canal 9 en una de las etapas de mayor manipulación informativa en la cadena pública.

La maniobra es el epílogo de la crisis que se vivía durante los últimos meses en el «Ala Oeste» de Presidencia y que, una vez más, recorta el poder y los peones de José Císcar, número dos del Consell y líder del PP de Alicante; atiende los criterios de Esther Pastor, secretaria autonómica de Organización y principal colaboradora de Fabra; y certifica, al tiempo y como apuntaron dirigentes del PP, el fracaso de una política comunicativa que, sin ir más lejos y hasta aquí, se ha mostrado incapaz de explicar el cierre de RTVV.

La operación de Fabra cogió por sorpresa a la cúpula popular -hubo cargos que se enteraron de los detalles por los periodistas- y se concreta con la destitución de Paula Meseguer como secretaria autonómica de Comunicación pero también con la salida de José Santamans, director general de Relaciones Informativas; y también de Rubén Cortés como responsable de Análisis y Relaciones Públicas. Ambos habían trabajado mano a mano con Císcar. Santamans, de hecho, era el jefe de Prensa del propio líder del PP en Alicante antes de su traslado a Presidencia. Nueva derrota para el vicepresidente como la que sufrió, en su día, cuando Fabra liquidó al delegado provincial del Consell, en el que Císcar había alojado a otro de sus peones. El número dos del Gobierno se queda, más allá de ser el portavoz en las comparecencias de los viernes, sin tropa alguna ni en Presidencia ni tampoco en Comunicación.

¿Quién gana? Una vez más, la todopoderosa Esther Pastor, secretaria autonómica de Organización, Planificación y Relaciones Institucionales, que, de esta manera, ya controla todo el «aparato» que envuelve la figura exterior de Fabra. Con esta decisión, desde luego, el titular de la Generalitat atiende los criterios de Pastor. Era un secreto a voces en el Consell la distancia entre la principal colaboradora de Fabra y Paula Meseguer. Y también las diferencias entre Esther Pastor y José Santamans por la fallida contratación de un «coach» personal para el presidente de la Generalitat. Así que, con este escenario, la ruptura era cuestión de tiempo y, con ello, el poder que acumula Pastor es casi absoluto. De hecho, el nuevo equipo de Comunicación, encabezado por la exconsellera Lola Johnson, llega a una sugerencia de la propia secretaria autonómica. Ambas habían estrechado lazos durante el último año, en el que Johnson trabajó en la sede del PP a las órdenes de Serafín Castellano, otro que, aunque sea de pasada y por el «palo» a Císcar, sale ganando con este movimiento que trata de frenar el deterioro de la imagen del Consell -identificado ahora por una parte de la ciudadanía con el descontrol, el derroche y la corrupción- y del propio responsable de la Generalitat.

Una maniobra que, en todo caso, supone la vuelta a las tareas de Comunicación del Consell de parte del equipo que colaboró con Camps y que protagonizó una de las etapas con mayores escándalos en la ahora liquidada Canal 9. Lola Johnson, de hecho, dirigió la cadena con Camps, que en 2011 la nombró consellera de Turismo y portavoz del Gobierno autonómic0. El propio Fabra -en una decisión que fuentes del PP atribuyen a Císcar, del que Lola Johnson recela- la sacó del Consell y ahora, un año y medio más tarde, la recupera. Llega al puesto con Maite Fernández, que era colaboradora de Johnson en Canal 9, para la dirección de Relaciones Informativas; y de Manuel Rozalen, hasta ahora asesor de Presidencia, en Análisis. «Es un impulso. No tiene nada que ver con filtraciones ni con fracasos en la gestión comunicativa», justificó Císcar.

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