Los socialistas alicantinos vivirán hoy su enésima batalla interna. El sector de concejales críticos con la ejecutiva ha convocado una reunión del grupo municipal para esta mañana a las 9 horas. En principio, el cónclave servirá para abordar una reordenación de competencias entre los concejales y para analizar la disparidad de criterios en la votación de una moción de EU sobre el Plan General en el pleno del pasado viernes. Ahora bien, ese encuentro podría acabar en la destitución del actual portavoz, Miguel Ull, según admiten fuentes socialistas.

La reunión la han forzado Elena Martín, Gabriel Moreno, Alejandro Parodi y María José Adsuar, los cuatro ediles, junto a Ana Paula Cid (que se encuentra de baja de larga duración), contrarios a las políticas que está llevando a cabo Gabriel Echávarri desde que accedió a la secretaría general del partido en la ciudad. Enfrente estarán Miguel Ull y Loles Fernández, ambos afines a la actual dirección del partido. En principio, Manuel Marín, también de baja y alineado en este último sector, no acudirá a la cita.

Esas fuentes no descartan que hoy, llegado el momento, se pueda llegar a proponer una votación para destituir a Ull y dar la alternativa a otro concejal. De producirse ese extremo, la brecha interna que vive el PSOE de la capital se agrandaría un poco más.

Este pasado viernes ya se ensanchó. Los cuatro ediles críticos se abstuvieron en la votación de una moción de EU que defendía que el Plan General empezara de cero. La ejecutiva, sin embargo, había dado órdenes de que se votara en contra. Es lo que hicieron Ull y Fernández. Esa misma tarde, Echávarri convocó de urgencia a la cúpula del partido y se acordó iniciar sendos expedientes a los concejales "díscolos". Además, se propuso la expulsión temporal de Elena Martín y Gabriel Moreno. Estos dos últimos pidieron amparo político a Ferraz, a Ximo Puig y al secretario provincial, David Cerdán. Este último les apoyó el lunes y consideró "insensato" unirse al PP en una votación sobre el PGOU, tal y como propuso la ejecutiva. Puig, por su lado, habló ayer por teléfono con Echávarri y le pidió, si aún se puede, que trate de apaciguar la situación. Pero llegados a este extremo, la conciliación parece poco menos que imposible.