Opinión

No me cuenten películas

Héctor Alterio paseó este sábado sus 94 años por la alfombra roja del Festival de Cine de Alicante.

Héctor Alterio paseó este sábado sus 94 años por la alfombra roja del Festival de Cine de Alicante. / Héctor Fuentes

Málaga, esa ciudad turística bañada por el Mediterráneo igual que Alicante con la que tanto nos gusta compararnos, tiene también un festival de cine con el que se vuelca cada primavera desde hace 27 años. Seis ediciones y mucho más ímpetu en su apuesta por este evento nos llevan de ventaja los malagueños. Como en casi todo.

Con la salvedad de que el primero nace enteramente de lo público y el de Alicante es fruto de la iniciativa privada, aunque apoyado en un 40% por las instituciones, la forma en que en cada ciudad se vive, y se explota, este guiño al séptimo arte  (nunca he entendido el porqué de esa posición cuando merece estar mucho antes) dista mucho de parecerse. 

Mientras en la capital andaluza todo huele y sabe a cine antes, durante y después de los días en los que tiene lugar, en Alicante no somos capaces ni de desviar por unas horas el tráfico de una calle en pro del escaparate de una alfombra roja por la que en la tarde de este sábado, por ejemplo, desfiló un monstruo de la interpretación como es Héctor Alterio. ¡Y a sus 94 años! 

O el director Javier Fesser, quien con sus Campeones ha obrado el milagro (de casta le viene a P. Tinto) de lanzar la bomba de racimo que ha ayudado a visibilizar y normalizar a las personas con capacidades diferentes, que dicen los protas de sus historias. U otro Javier, Pereira, el actor de la sonrisa perenne, entre otros.

Pero eso ha sido este año. El pasado lo hicieron otros grandes como Amenábar, Karra Elejalde y Natalhie Poza. Tampoco se cortó el tráfico.

Al menos en aquella edición a la gala inaugural sí que asistió el alcalde de la ciudad, Luis Barcala, quien en esta ocasión ha optado por enviar en su lugar a los ediles Toño Peral y Ana Poquet. 

Mucho más, con todo, que la Diputación, donde no consta que consideraran preciso apoyar con su presencia el pistoletazo de salida de este certamen, cosa que sí ha hecho la Generalitat con Elena Lumbreras en representación de la Conselleria Industria, Comercio y Turismo; con Fermín Crespo, director general de Ciudad de la Luz; y con  María Fuster, del Instituto Valenciano de Cultura.

 Faltó, eso sí, el president. La duda es si tampoco habría acudido si, en vez de Alicante, se hubiera tratado del festival de cine de València. O de la gala de los Premios Ídolo. Perdón, a esa, que se celebró en Madrid, sí que fue. 

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