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Mercadillos callejeros y fiestas

Los que vivimos en calles donde hay mercadillos callejeros no tenemos derecho a descansar los sábados; estamos obligados a madrugar. A las 8 de la mañana, o antes, empezamos a sufrir el alboroto que arman algunos mercaderes sin la educación debida al montar los puestos. En el caso del mercadillo de la calle San Benito, la privación de este derecho dura más de treinta años. Por si esto fuera poco, los días de fiesta, como el sábado 15, también nos endilgan la molestia.

Me pregunto si, en solidaridad con todos los afectados por los mercadillos, el señor alcalde y el resto de perínclitos próceres van a tener la decencia de ir a trabajar al Ayuntamiento a las 8 de la mañana dicho sábado. Obviamente, es una erotema de fácil respuesta.

¿Habrá alguna vez un dignatario digno que tenga la vergüenza necesaria para solucionar este problema? Ubicar los mercadillos en un recinto beneficiaría a los vecinos, que ya no tendrían que verse privados de un derecho que el abuso de poder les niega (algo más propio de dictaduras que de democracias), y a los mercaderes, que podrían montar sus puestos los días de lluvia.

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