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Cabeza negra

¿Quién se ha llevado mi queso?

En esta semana hemos sentido una gran perturbación en la Fuerza (herculana), como si de pronto miles de voces gritaran de sorpresa e incredulidad. De la noche a la mañana, dos mitos del universo blanquiazul -permítanme la generalización- se han pasado al lado oscuro; más bien al negro. Como diría nuestro admirado Arsenio, «mucho que decir y poco que contar». Decisión controvertida donde las haya, que ha generado todo tipo de comentarios en ese patio de vecinos que son hoy en día las redes sociales.

Por mi parte lo tengo claro. Que estén tranquilas sus conciencias, porque les aseguro que, si los herculanos pudiéramos cambiar de equipo, también lo haríamos. Pero la adicción nos supera; ha sido grabada a fuego en nuestro ADN por varias generaciones de alicantinos desde que hace ya más de cien años, un grupo de críos liderados por el Chepa, soñara con formar un equipo que «infundiera respeto».

Pero no hay mal que por bien no venga. Visto lo visto, puede que más pronto que tarde este club advenedizo se convierta de veras en una competencia que estimule al herculanismo. No hay vasos comunicantes en la hinchada blanquiazul, o conmigo o contra mí. Hércules o morte. Solo hay sitio para un gallo en el corral del Rico Pérez como ya se demostró hace unos años con el desaparecido Alicante CF -que Dios tenga en su gloria-.

Estadio que les recuerdo, por si alguien lo había olvidado, ahora mismo está en el limbo, pero más pronto que tarde se convertirá en municipal, o sea, de todos. No lo duden, cuando se pida el «uso compartido» habrán comenzado los juegos del hambre. La pregunta no es cuándo, sino si estaremos preparados para entonces.

Repasando la gestión de Ortiz al mando de nuestras filas, confieso que me dan ganas de rezar. Pero mi adscripción incondicional a la cofradía del clavo ardiendo me hace apreciar algún brote verde esperanza en los últimos movimientos. Carmelo del Pozo, «el deseado», parece ser la persona adecuada para poner orden y concierto de una vez por todas en la casa blanquiazul -¿le dejarán?-, pero para mi modesto entender lo más ilusionante es la imagen de unas excavadoras trabajando en el campito de Fontcalent que estos días podíamos ver en la prensa. La clave del éxito está en la cantera.

El primer club que haga la ciudad deportiva tendrá mucho terreno ganado. Espabila, Ortiz, ¡que se llevan nuestro queso!

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