Su desaparición supone la pérdida de una personalidad que ha tenido un papel muy relevante en la vida de los cubanos en los últimos 50 años y con un reconocimiento internacional incuestionable. En todo este tiempo la tarea desarrollada ha sido descomunal, desde la restauración del Palacio de los Capitanes Generales hasta la rehabilitación del Capitolio, jugando un papel central en el proceso de recuperación de La Habana Vieja que, sin duda, contribuyó a su reconocimiento por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Todo este trabajo de transformación y rehabilitación de La Habana Vieja lo realizó con una rigurosidad y minuciosidad envidiables en una situación económica ciertamente difícil. Siendo destacables no únicamente las actuaciones que llevó a cabo desde el punto de vista arquitectónico sino también la forma en las que las realizó, con un marcado carácter social. Para ello consiguió desarrollar una red de hoteles, restaurantes, tiendas y servicios que posibilitaron, de un lado, la financiación de las actividades de recuperación y, de otro, contribuyeron a mejorar la vida de los habaneros en lo que puede considerarse un ejemplo de innovación social.
Esta actividad frenética posibilitó que a principios de los años noventa del pasado siglo surgieran sus primeros contactos con grupos de arquitectos de la Universidad de Alicante que constituyeron el germen para la creación posterior del "Proyecto Habana" y de la Sede Universitaria en La Habana a mediados de esa década en estrecha relación con la Oficina del Historiador. De esta manera, se crearon las condiciones para potenciar las relaciones entre nuestra comunidad universitaria y las instituciones de educación superior cubanas que tan fructíferos resultados han tenido en todos estos años.
Siempre recordaremos las estancias, vinculadas a la Oficina del Historiador, que en todos estos años han realizado tanto profesores como alumnos para desarrollar trabajos relacionados con la restauración de edificios, o los realizados en el proyecto "Mirada Solidaria", en el ámbito de los estudios de Óptica, que atiende a la población desfavorecida de La Habana Vieja en el Convento de Belén. En ambos casos con resultados positivos tanto desde el punto de vista profesional como desde la realización personal de los participantes.
Los que hemos tenido la fortuna de poder coincidir con él, aunque solamente fueran unos breves instantes, nos vimos seducidos por una persona sencilla con una sabiduría fuera de lo común. Así, los que estuvimos presentes cuando en 2011 recibió el título de Doctor Honoris Causa en nuestra universidad, no podremos olvidar cómo en ese momento tan solemne, y con un paraninfo abarrotado, realizó un discurso sólido y riguroso dirigiéndose directamente al auditorio sin utilizar papeles.
Asimismo, algunos hemos tenido el privilegio, cuando su salud se lo permitía, de disfrutar de breves visitas guiadas por La Habana Vieja en las que ponía de manifiesto su absoluta entrega a la obra de su vida y se podía comprobar cómo los cubanos le daban muestras de cariño y respeto inequívocas.
Con la marcha de Eusebio Leal perdemos a una persona fundamental cuando se trata de entender algunos de los acontecimientos que se han desarrollado en Cuba en las últimas décadas. Descanse en paz.
