En mi larga vida profesional trabajando en un banco, en dos ocasiones me ocurrió lo mismo, una en Murcia y otra en Valencia. En ambos casos, un diputado de las Cortes Generales vino a verme a mi despacho para decirme que una de las sucursales que de mi dependían había negado un préstamo a una empresa y que yo debería aprobar el crédito pues de lo contrario la empresa quebraría y muchos obreros irían a la calle. Yo les dije que lo sentía pero que esos créditos no se podían aprobar, ellos me dijeron que me acordaría de esto. Posteriormente supe que esos préstamos los dio el ICO y un año después las empresas habían cerrado, los obreros estaban en la calle y los créditos en fallidos del ICO.
He contado todo esto para poder decir lo siguiente: En breve plazo el Gobierno de España va a tener en sus manos miles de millones de euros procedentes de la UE y que tendrá que decidir donde los destina. Si el dinero va a parar a empresas grandes o pequeñas que corren el peligro de enviar trabajadores al paro, pero cuyo futuro es poco viable y solo aporta obreros mal pagados y de poca preparación, el dinero solo servirá para darles vida unos cuantos meses, pero su final está claro. Es el momento de cambiar nuestra economía, hay que eliminar los negocios de escaso valor añadido, bajos salarios y mucha temporalidad y sustituirlos por nuevas ideas con obreros fijos y salarios decentes. Por todo esto es conveniente que los políticos metan poco la mano y sean los expertos los que trabajen.
