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Eladio Aniorte

El campo, más solo tras la pandemia

La crisis sanitaria motivada por el COVID-19 ha sacado a relucir las fortalezas y debilidades de nuestra sociedad. El Coronavirus ha resultado ser el mayor azote a nuestro sistema/Estado de bienestar que se recuerda y ha puesto de manifiesto los aspectos básicos de la vida, el valor de lo cotidiano, la fragilidad de la economía y el silencio o acción de las personas e instituciones.

En la cuestión que más cerca me toca, la de la producción de alimentos, es de destacar que durante esta crisis, en España, no hemos tenido mayor problema de abastecimiento al ser país productor y, por supuesto, gracias al esfuerzo y trabajo activo de nuestros agricultores y ganaderos, que antepusieron su interés personal al bien común. Algo de lo que muchos de nuestros políticos podrían aprender. Y es que, nuestros agricultores han estado al 200% todos y cada uno de los días de la pandemia. Pero, lamentablemente, han estado solos. Entre otras cosas, por falta de voluntad política. Huérfanos de Administración. Cuando más la necesitaban se han encontrado con una Conselleria de Agricultura cerrada a cal y canto, en la que nadie contestaba a un teléfono o un email, ni en Valencia, ni en la Delegación Territorial de Alicante.

La crisis del coronavirus ha puesto de manifiesto no solo qué es importante, sino quién está y quién no. Y este Consell y esta Conselleria, con Mireia Mollà a la cabeza, ha estado desaparecida (a día de hoy siguen atendiendo solo mediante cita previa y, en ocasiones, acudes teniendo cita y no te atienden porque están reunidos). Es más, han aprovechado las restricciones de movilidad y la distancia social para incorporar nuevos filtros y más trabas administrativas con el objetivo final de incrementar el distanciamiento entre Administración y Administrado, siempre buscando la comodidad en un intento por consolidar para siempre el restringir el servicio de atención al ciudadano de forma directa y personal.

A parte de esta cuestión, tengo que sacar los colores de esta Conselleria por otro tema especialmente trágico y doloroso para la agricultura alicantina que hemos vivido durante estos últimos días y que deja patente que el campo está más abandonado tras la pandemia. Me refiero a la problemática de la Xylella fastidiosa que afecta al norte de Alicante.

Con fecha 3 de julio nos convocó Mireià Mollà, para informarnos de que después de tres años desde que se detectó la plaga en Alicante y casi un año de paz social, de convivir con la plaga y de colaboración entre afectados y Administración, la Consellera de Agricultura se ha desmarcado de todo, ha sucumbido al poder de las "fuerzas vivas de Valencia" y ha anunciado restablecer la estrategia de Erradicación masiva y volver a arrancar almendros sanos bajo la mano ejecutora del "caramelo goloso" de nombre TRAGSA (empresa publica estatal a la que se le han adjudicado los trabajos de arranque).

Un cambio de estrategia que la Consellera está tratando de justificar escudándose en el reciente anuncio de la Comisión Europea sobre la modificación en la lucha contra la Xylella dirigida a la aparición de nuevos brotes, que establece el arranque de 50 metros a la redonda a partir de árbol infectado, en vez de 100 metros, como estipulaba la norma hasta la fecha. Un giro de normativa que suscriben los agricultores afectados, pero que, insistimos, va dirigida a aquellos territorios donde aparezca esta plaga por primera vez. Por lo que no es válida para las comarcas del norte de Alicante, donde la plaga está extendida y llevamos más de tres años conviviendo con ella.

Por ende, consideramos que la situación es más grave que al principio, porque Mollà ha faltado a su palabra€. Siempre ha puesto de manifiesto su compromiso con las personas y con los territorios€ y en varias ocasiones ha anunciado que cualquier contenido o medida a adoptar en relación con este tema se haría en colaboración y diálogo con los afectados. Pues nada de eso ha ocurrido y se ha vuelto de destapar la guerra entre Administración Autonómica, afectados por la Xylella y territorios/municipios afectados.

Asimismo, otra de las "excusas" que utiliza la Consellera para aplicar este cambio radical de actuación, es escudarse tras Europa. Y en este sentido, voy a hacer una reflexión:

Estamos hartos de políticos mediocres y estáticos que permanentemente utilizan Europa para justificar su incapacidad y nula voluntad por hacer nada€ Estamos hartos de políticos que prefieren satisfacer los intereses difusos de un ente abstracto, que defender a las personas, a los territorios de la Comunitat Valenciana. Por tanto, todos estos políticos con cargos importantes que ponen la excusa de Europa para no hacer nada, hay que invitarlos a que se vayan a su casa. Porque si Europa no te deja hacer nada, lo mejor es que recojas los presentes que le ha regalado su "asesor" de Tàrbena, abandones el despacho y, por lo menos, nos ahorramos un sueldo.

Solo le voy a pedir a Mireia Mollà una cosa, que sea coherente y, después de lo que va a hacer con los agricultores del norte de Alicante, al menos, se abstenga de decir que en el programa político de COMPROMÍS va a llevar a cabo medidas para evitar el despoblamiento y la España vaciada. ¿Qué medidas son esas si está acabando con su medio de vida€? ¿Esta es la forma de agradecer al sector su papel jugado durante la crisis de Coronavirus?

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