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Fernando Ull

Riesgo de rebrotes

pesar de los intentos de las autoridades sanitarias por concienciar a los españoles de la posibilidad de rebrotes del virus covid-19 en el caso de que no se sigan a rajatabla las medidas de protección individual y distanciamiento social, aparece como posible un escenario de nuevos contagios generalizados por esta bacteria cuando finalice el verano y lleguen temperaturas más bajas por cuanto una buena parte de la población ha confundido la fase de nueva normalidad en la que nos encontramos con desaparición de la bacteria que dio origen a esta crisis sanitaria.

Sólo hace falta caminar por la calle para poder observar por doquier actitudes de riesgo que ponen en peligro todo el trabajo llevado a cabo por la sociedad en los últimos meses. Los grupos de jóvenes que sin ninguna vinculación familiar se relacionan como si el virus Covid-19 no existiese sentándose en terrazas de establecimientos de hostelería o en bancos de parques sin mascarilla y a una distancia menor de un metro suponen un fuerte riesgo de aparición de nuevos rebrotes que terminarían por afectar a aquellas personas más propensas a sufrir esta enfermedad.

Gracias a la realización masiva de test que las autoridades y grandes empresas están llevando a cabo se descubren todos los días casos de personas que si bien están o han estado infectadas por covid-19 no han manifestado signos de exteriorización, es decir, que pertenecen al grupo de los llamados asintomáticos. Si bien en un momento se apostó como posibilidad para dejar atrás la pandemia que el número de infectados asintomáticos curados en España sin necesidad de tratamiento hospitalario fuese lo suficientemente amplio como para pensar que se había pasado lo peor de la enfermedad, estudios epidemiológicos confirmaron que el número de personas curados con o sin ingreso hospitalario es en realidad muy bajo. Esto significa que gracias a las duras y estrictas medidas de confinamiento con cierre de negocios y empresas que el Gobierno aplicó aprobando al estado de alarma en España se ha podido evitar la muerte de cientos de miles de personas.

Como ya ocurrió en el pasado, todas las pandemias de las que se tienen registros desde la época de dominación romana hasta la mal llamada gripe española de hace un siglo tuvieron como principal causa la falta de higiene y limpieza. A falta de una vacuna que impida que la pandemia por este virus se siga desarrollando en todos los países la única arma efectiva es la higiene personal, la limpieza de lugares públicos y la distanciación social. No hay otro modo. Si en la actualidad hay un número escaso de infectados diarios se debe únicamente al estado de alarma y al incremento de la higiene y limpieza entre la población.

Las imágenes de celebración de victorias de un equipo de fútbol sobre otro o de charangas en la calle celebrando fiestas locales suspendidas por los ayuntamientos demuestran que el confinamiento decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez fue un gran acierto. Sólo desde la irresponsabilidad absoluta, en el caso del Partido Popular, o desde la ignorancia conspiranoica, como fueron las manifestaciones callejeras de la ultraderecha española, pueden entenderse las actitudes contrarias y las críticas al estado de alarma que escuchamos durante semanas. Los principales alarmados por las actitudes irresponsables de sabelotodos que hacen caso omiso de las advertencias de las autoridades sanitarias son los miembros del personal sanitario. Después de más de tres meses al borde del colapso del sistema sanitario, viendo morir a enfermos por docenas todos los días en cada hospital de España y habiendo realizado un trabajo impagable lo mejor que han podido, los sanitarios de España se echan las manos a la cabeza cuando ven reuniones en terrazas de bares o celebraciones de actos religiosos sin distanciamiento entre personas o sin usar la mascarilla que evite posibles contagios.

Aunque gracias a las altas temperaturas de estos días el virus tenga una supervivencia fuera del cuerpo humano mucho menor que en los meses pasados esto no significa que haya dejado de tener capacidad infecciosa y mucho menos que haya desaparecido ni siquiera parcialmente. Si no queremos que en octubre haya un repunte de la pandemia que obligaría a volver a cerrar empresas y comercios y confinamientos parciales de la población, todos aquellos que viven como si no hubiese habido en España 28.000 muertes y 250.000 infectados deberían aplicar de manera inmediata las lógicas e imprescindibles medidas de higiene y distanciación social repetidas hasta la saciedad por el Gobierno de la nación.

La superación de la pandemia, al menos de momento y en sus efectos más inmediatos, ha sido gracias a esa parte de la sociedad española que ha aplicado a rajatabla las exitosas medidas de diversa índole aprobadas y gestionadas por el Gobierno de Pedro Sánchez, medidas que se deben seguir aplicando si no queremos que en el otoño vuelvan a aparecer rebrotes de esta enfermedad cuya consecuencia más trágica ha sido las muertes producidas en geriátricos y en hospitales de toda España.

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