Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Opinión

Ética, estadística y progreso

(A Luis, in memoriam)

iénsese en una residencia de mayores de nuestro país. Una persona es aislada del resto sin síntomas de la enfermedad conocida como covid-19. Pasados unos días, la directora de la residencia le comunica a uno de los familiares que su padre ha entrado en un estado de enfermedad con fiebre, sin determinar la intensidad; al día siguiente se les dice que la fiebre persiste, que el nivel de saturación de oxígeno en sangre es bajo, del 80%, y que se le va aplicar antibióticos y oxígeno. En los días sucesivos el diagnóstico es estable dentro de la gravedad; el sexto día se nota una mejoría, apenas tiene fiebre y satura al 91%. Un dato que lleva al optimismo. El séptimo día vuelve al estado de estable, en el octavo satura al 83%, según se informa a los familiares. En el noveno debió de pasar a un estado agónico después de aplicarle, se supone, sedantes para atenuarlo. Alrededor de las 7.30 de la tarde falleció. Tenía 76 años. Todo esto ha sucedido sin que los familiares, sus hijos, hayan tenido acceso directo al médico que le asistía, sin un informe médico oficial, solicitado por sus hijos, sin que sus solicitudes de traslado a un hospital fueran atendidas y apenas justificadas. Los familiares recibirían dos días después el féretro en la ciudad donde se le dará sepultura. En este momento aún no hay informes oficiales sobre la enfermedad y causa de la muerte, remitidos a sus familiares. Tampoco explicaciones de las razones por las cuales no se le derivó a un hospital. Este sería uno de tantos casos de los acaecidos en España en los últimos sesenta días. Personas mayores muertas en soledad en las residencias de mayores. Todo hace suponer que las personas que entraban en un tramo de edad, no cabe que se les traslade a los hospitales para evitar el colapso de las UCI. ¿Qué comisión ética ha decidido tal cosa?, ¿con arreglo a qué criterios morales y legales se puede discriminar a un hombre que cotizó a la Seguridad Social cuarenta y tantos años? Estas explicaciones deberán darse tarde o temprano a la opinión pública o en los Juzgados. En relación con las preguntas anteriormente formuladas, una opinión corriente sería hablar de un estado de necesidad. El argumento se sustanciaría en lo siguiente: no hay sitio para todos y hay que elegir entre los que se pueden salvar o entre los grupos de riesgo; en este caso, la edad sería un grupo de riesgo. En sí mismo tal elección representa un estado de precariedad. Ninguna comisión ética o ninguna decisión verbal política tiene la capacidad moral o jurídica de establecer cuál es el criterio para la vida o la muerte. Eso es tanto como suponer que esa comisión es Dios porque decide acerca de la vida de los demás. Se decide, para unos, utilizar todos los medios y, para otros, que la naturaleza sea la que obre. De modo que, en este caso, pasamos de la civilización a la naturaleza, a la estadística, porque allí donde termina la ética comienza la estadística. La estadística en este caso es la naturaleza, la ética es la civilización. De manera que se da un fracaso de la civilización. Pues bien, lo más sorprendente de esta pandemia es que la civilización ha cedido, una vez más, ante la naturaleza. Ahora bien, se nos había dicho que estábamos en una sociedad de progreso, que teníamos la mejor sanidad del mundo, que todavía queríamos progresar más... La realidad nos muestra con la muerte de estos inocentes que estamos en un estado de precariedad que el progreso no es más que una palabra vacía. Que necesitamos replantearnos la forma de sociedad que queremos. Que lo que se ha llamado progreso tiene fallas fatales. Que el estado de felicidad que la sociedad nos prometía, como se ha demostrado en estas dos crisis consecutivas, es mera ficción. Tendremos que volver a empezar allí donde hemos dado por supuesto aquel, el progreso, y aquella, la felicidad. No vale que algunos adviertan del peligro de incurrir en la religión ante tan grande precariedad y atenerse al dictado de la ciencia. En este caso conviene recordar que la ciencia no es ideología, pero que puede convertirse en ideología cuando promete paraísos que no puede satisfacer. Se hace preciso por ello otorgar una mirada más piadosa sobre los acontecimientos del futuro, una mirada que sea menos prepotente. No sé si será vano este deseo.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats