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Billete a Neptuno

He mirado en Google cual era el planeta más lejano de la tierra. Existen otros exoplanetas más alejados todavía, pero he pensado que con ir a Neptuno sería suficiente. Esta pandemia viene a ser como la caída de las siete plagas del mundo moderno. Resulta que todo lo que hemos construido, ganado, perdido y batallado, ahora no sirve de nada porque la terraza del bar está cerrada o porque no puedes casi ni hablar con nadie sin escapar de la crítica a este o aquel. En este ambiente negativo generalizado me he interesado por Neptuno, y he pensado en un planeta en el que se pueda vivir con menos y ser más feliz, criticar menos a los demás y valorar más lo que tienes. Un planeta muy lejano en el que podamos agradecer todo lo que nos ha dado la vida, que es tanto, que es imposible de valorar. Se qué en esta tierra nuestra, hay muchos planetas lejanos, muy distantes entre ellos, que se alojan en nuestras mentes y corazones y que nos agobian y enredan, planetas colectivos e individuales, que convergen en mundos del miedo y donde la vida no se concibe de la misma forma. Planetas de los que me quiero alejar porque esa vida no es vida. Esta noche voy a soñar, con permiso de Freud, que me voy a otro planeta, que tenga oxígeno, eso sí, para respirar tranquilo, agua, para empezar de nuevo, y sol, para volver a nacer.

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