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Gerardo Muñoz

Momentos de Alicante

Gerardo Muñoz

El turismo en la Segunda República

El 27 de enero de 1932, en su página 10, el diario ABC publicó un artículo firmado por su redactor Alejandro Hernández titulado «Alicante, la ciudad de los doce meses de primavera», en el que se recogía una declaración realizada unos meses antes por el premio Nobel de Medicina Santiago Ramón y Cajal, quien pasaba largas estancias en nuestra ciudad: «El clima de Alicante es verdaderamente ideal. Las medias de temperatura, singularmente en los meses invernales, indican que el frío es casi desconocido. La humedad es exigua, circunstancia favorable a los reumáticos y cuantos padecen enfermedades del aparato respiratorio. Para los nerviosos, arterioescleróticos y agotados por el trabajo intelectual, constituye Alicante una estación de primer orden extraordinariamente sedante y sin posible comparación con otras ciudades de la costa mediterránea».

Estas declaraciones podrían representar perfectamente el epílogo de aquella campaña que naciera en la década de 1880 y que tenía como meta convertir Alicante en una residencia invernal para turistas españoles y europeos ricos. Una campaña que al final no fructificó porque los gobiernos municipales no asumieron las propuestas que les hicieron médicos y arquitectos durante aquellas décadas, para transformar la ciudad, dotándola de la higiene social y sanitaria precisas.El 23 de febrero de 1931, la empresa madrileña Publilux, concesionaria de la publicidad de anuncios luminosos en farolas de las estaciones ferroviarias españolas, propuso al Ayuntamiento de Alicante la contratación de varios de estos anuncios, tal como hacía ya el de Málaga, que promocionaba en ellos su clima y sus procesiones de Semana Santa. Además de ofrecer un descuento del 20% en sus tarifas, Publilux se haría cargo de la colocación y reposición por roturas de dichos anuncios. El negociado de Turismo municipal propuso al alcalde contratar anuncios en diez estaciones si colaboraba la Diputación con los gastos (7200 pesetas anuales) o en cinco estaciones si la Diputación no ayudaba. Como la corporación provincial rehusó colaborar, al final el ayuntamiento contrató el 23 de marzo con Publilux la instalación de anuncios luminosos en cinco estaciones (San Sebastián, Sevilla, Vigo, Toledo y Barcelona) por 60 pesetas mensuales cada uno (3600 anuales).

El alcalde convocó a una reunión en el negociado de Turismo, que se celebró el 23 de abril de 1931, a los presidentes de las tres empresas de alquileres de automóviles de la ciudad. Estaba prevista la arribada al puerto de varios buques con turistas que pensaban realizar excursiones a Elche y Denia, y el alcalde quiso ajustar con ellos los precios.

Juntas Provincial y Local de Turismo

El Patronato Nacional de Turismo fue creado en 1928, durante la dictadura de Primo de Rivera. Se constituyeron juntas provinciales y locales de este patronato por toda España y se abrieron oficinas de información en las ciudades más importantes.

En enero de 1931 se acordó la reconstitución de las juntas provinciales, que en Alicante se llevó a cabo al mes siguiente, con el gobernador civil como presidente de la junta, el presidente de la Diputación como vicepresidente, y como vocales el representante del Patronato, un diputado provincial, el alcalde y un concejal de Alicante, dos miembros de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos y el jefe de Obras Públicas. Como secretario, el secretario-jefe de la Oficina de Información.

El 26 de abril de 1931, el diario madrileño El Sol publicó el artículo titulado «Alicante y sus bellos alrededores», redactado por el secretario-jefe de la Oficina de Información de Alicante, Manuel Perales Sánchez.

El Patronato fue disuelto tras la proclamación de la República (14-4-1931), pero fue restablecido en diciembre de 1931, reorganizándose según decreto fechado el 4 de dicho mes las juntas provinciales y locales en aquellos lugares donde las diputaciones y ayuntamientos establecieron conciertos económicos para contribuir a sostener las oficinas de información.

La junta provincial de Alicante quedó constituida el 24 de mayo de 1932: Presidente: Vicente Almadro Sanmartín, gobernador civil. Vicepresidente: Franklin Albricias Goetz, presidente de la Diputación. Vocales: Lorenzo Carbonell Santacruz, alcalde; Antonio Muñoz Ramón, ingeniero jefe de Obras Públicas; Nicolás Lloret Puerto, presidente de la Cámara de Comercio; y José Guardiola Ortiz, presidente de la Comisión de Monumentos. Secretario: Juan Guerrero Ortiz, doctor en Derecho y secretario del Ayuntamiento de Alicante. La junta local quedó compuesta por el alcalde, como presidente, y cuatro concejales, vocales.

El decreto del 4-12-1931 advertía que los gastos de sostenimiento de la Oficina de Información corrían a cargo de la Junta Provincial a partir del 1 de junio de 1932, por lo que la Diputación y el Ayuntamiento de Alicante debían aprobar un presupuesto antes de finales de febrero. Se realizó a tiempo un presupuesto anual de gastos que ascendía a un total de 11300 pesetas, distribuido en personal (4000, secretario-jefe; 2000, auxiliar; 3500, intérprete) y material de oficina, limpieza, teléfono, luz eléctrica, etc.: 1800 pesetas. Pero considerando que la Oficina de Información se hallaba en local municipal, que disponía de teléfono y luz eléctrica, y que el Patronato se hacía cargo del sueldo del intérprete, el presupuesto real era de 6000 pesetas anuales.

Pero la Diputación no contribuyó económicamente y la Junta del Patronato advirtió al alcalde que la Oficina de Información se cerraría a finales de febrero de 1932, si no se presentaba un presupuesto aceptable para su sostenimiento. El alcalde pidió una prórroga para convencer a la Diputación de que contribuyera con los gastos, pero no se llegó a ningún acuerdo, por lo que el 29 de marzo se remitió al Patronato una propuesta en la que se decía que el ayuntamiento se comprometía a sostener los servicios de la Oficina de Información, si se permitía que la secretaría de la misma fuese asumida por el secretario del ayuntamiento y un funcionario municipal excedente ejerciese de auxiliar, con una gratificación equivalente al 20% de su sueldo.

Oficina de Información

Durante el primer semestre de 1934, la Oficina de Información en Alicante atendió a un total de 4792 turistas, de los cuales 3551 eran españoles, 552 franceses, 244 alemanes, 183 ingleses, 126 estadounidenses y el resto de otras veinte nacionalidades.

En 1935, la Oficina de Información, que se hallaba ubicada en Explanada de España 2, editó una guía de Alicante en francés (con plano y relación de hoteles) y un folleto informativo de las playas de la ciudad con los alojamientos más próximos. De la del Postiguet decía que tenía «300 metros de extensión por unos 30 de ancha; dos balnearios sobre el mar» y de la de San Juan que estaba a 12 kilómetros de la capital y era «la más extensa de la provincia, de 3 kilómetros de longitud, de arenas blancas y limpias, con pendiente bastante suave».

En otro Momento conocimos con detalle el proyecto que impulsaron el alcalde Lorenzo Carbonell y el ministro de Obras Públicas, Indalecio Prieto, para construir en la playa de San Juan una ciudad-satélite con todas las comodidades modernas, que atrajese a un turismo internacional. Las Cortes Constituyentes aprobaron el proyecto el 9 de marzo de 1933 y en noviembre se presentó el proyecto ganador del concurso, que contemplaba la construcción de casas, hoteles, club de golf y tenis, balneario, estadio, escuelas, museos, aeropuerto, estaciones de ferrocarril, mercados, etcétera. Pero la Guerra Civil impidió que se realizase.

Turismo veraniego de masas

A finales de la década de 1950, aprovechando la recuperación económica y la formación de una clase media con posibilidades de incorporarse a la práctica del turismo, Alicante comenzó a ser visitada cada vez por más foráneos, atraídos por el sol y la playa.

Cayó en el olvido la pretensión de convertir Alicante en una residencia invernal capaz de atraer turismo de salud y de élite. La ciudad creció con la mirada puesta en albergar un turismo de masas y veraniego, que ni siquiera precisaba de balnearios para disfrutar de los baños de mar.

De la misma manera que la promoción del clima invernal de la ciudad a finales del siglo XIX coincidió con una fase cálida de la temperatura global que suavizó los inviernos, el profesor J orge Olcina recuerda que «la promoción de los veranos cálidos como reclamo principal del turismo masivo de sol y playa que se inicia desde finales de los años cincuenta del siglo pasado, coincide, curiosamente, con una fase fría en la evolución de las temperaturas terrestres y también en nuestras latitudes mediterráneas, que termina hacia 1980».

El n.º 66 de la revista Canelobre, del Instituto Juan Gil-Albert, y su anexo, están dedicados a «El turismo en Alicante y la Costa Blanca».

www.gerardomunoz.com

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