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Fernando Ull

Irresponsables

Poco a poco en la sociedad española se ha expandido la idea de que cualquiera puede saber de medicina, derecho o de ingeniería

"Si cada español hablara sólo de lo que sabe,

se haría un gran silencio nacional

que podríamos aprovechar para estudiar"

Manuel Azaña

Como era de esperar, el Gobierno y el equipo médico y científico que lo asesora en la toma de decisiones fundamentales para la superación de la pandemia en la que nos encontramos, están siendo objeto de ataques que no responden a la lógica confrontación de ideas sino más bien a un deseo de resarcimiento por asuntos pendientes.

Que el Gobierno de Pedro Sánchez ha tenido que improvisar en función de las circunstancias que se iban conociendo y que en ocasiones modificaban lo sabido hasta ese momento, entra en la lógica de cualquier ejercicio de la gobernanza en una situación tan difícil como la actual. Resulta curioso que también en materia de epidemias y de un virus desconocido entre los humanos hasta la fecha, los españoles nos hayamos convertidos en expertos en todo, pudiendo refutar y criticar cualquier declaración hecha por epidemiólogos expertos con larga experiencia en su materia, por médicos especialistas en salud pública o por responsables de sanidad. Se puede opinar sobre todo con el mayor desparpajo y sin ningún atisbo de contención aunque no se tenga ni la más remota idea de la explicación científica y médica de lo que se está escuchando o leyendo. Poco a poco en la sociedad española se ha expandido la idea de que cualquiera puede saber de medicina, derecho o de ingeniería.

Con esta crisis sanitaria ha quedado demostrado que el Estado social - donde la res publica prevalece sobre una perspectiva privada y unilateral que tanto ensalza el liberalismo egoísta del sálvese quien pueda - ha sido el modelo gracias al cual en España no ha habido cientos de miles de muertos. Pero a pesar de ello casi desde el primer minuto se ha criticado el trabajo del Ministro de Sanidad, Salvador Illa o la fundamental labor de Fernando Simón como si fueran poco menos que indocumentados que se dedican a mentir a los españoles.

Cuando se decretó el primer Estado de Alarma en España había menos de 200 muertos confirmados y 4.500 infectados. Fue una decisión muy difícil por cuanto paralizar un país supone que varios millones de personas pasan de manera casi inmediata a sufrir problemas económicos. En su momento, los partidarios del liberalismo económico, criticaron esta medida por cuanto en la práctica significaba que el modelo liberal pasaba a un segundo plano cuando se trata de conseguir lo más importante, es decir, cuando se salvan vidas. Las recientes manifestaciones ocurridas hace unos días en el barrio de Salamanca de Madrid protagonizadas por una turba de personas cubiertas de la bandera de España golpeando señales de tráfico con palos de golf, demuestran que en nuestro país sigue faltando una concienciación real de que sólo desde la unidad podremos avanzar y crear una sociedad justa e igualitaria donde los desfavorecidos no se queden atrás.

Durante estos dos últimos meses el número de multas por saltarse la medida de confinamiento ha seguido aumentando a pesar de las advertencias de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Se ha visto de todo: padres y madres irresponsables que quedan en los parques con otros padres y sus respectivos hijos, aquellos que han seguido recibiendo en sus casas a las empleadas del hogar y así evitar tener que hacer por sí mismos las labores domésticas o también periodistas famosos que al mismo tiempo que criticaban las acciones del Gobierno compartían casa (no a la vez) con un par de amantes.

Se ha echado en falta una oposición constructiva y leal a España en el Congreso de los Diputados. La negativa del Partido Popular a apoyar una nueva prórroga del Estado de alarma no fue seguida de un plan alternativo para el día siguiente de que la normalidad previa al confinamiento hubiese vuelto a las calles de nuestras ciudades. Con un verano que no acaba de llegar, y por tanto unas temperaturas que disminuyan el tiempo de vida del virus covid-19 fuera del cuerpo humano, las medidas de aislamiento social siguen siendo el arma más importante para evitar el contagio.

Durante los próximos meses tendremos que acostumbrarnos a formar parte de otro modelo de vida menos enfocado al exterior de nuestras casas y más al interior. Pero lo más importante es seguir a rajatabla las medidas adoptadas por las autoridades sanitarias y las directrices del Gobierno. Si cada ciudadano cumpliese con las normas únicamente cuando quisiese el caos sanitario se extendería por nuestro país. Es trascendental que los españoles observemos la legislación vigente como único medio de terminar cuanto antes con esta pandemia. Sólo desde una irresponsabilidad absoluta se pueden leer críticas contrarias al Estado de alarma, como si en España viviésemos en una dictadura, o se pueden escuchar argumentos que propugnan la insumisión y la desobediencia civil. Actitudes ambas que afortunadamente pertenecen al pasado de nuestra historia.

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